El presidente de Bolivia, Evo Morales, habla hoy, 19 de junio de 2008, durante una rueda de prensa con los medios internacionales en La Paz (Bolivia). (EFE)
El presidente de Bolivia, Evo Morales, afirmó hoy que, si el referendo revocatorio sobre su mandato fuera mañana, ganaría con más del 54 por ciento, lo que superaría el apoyo que obtuvo en las elecciones generales de diciembre de 2005.
Morales hizo esta afirmación durante una rueda de prensa en La Paz con los medios internacionales en la que se mostró confiado en triunfar en el plebiscito convocado el 10 de agosto para decidir sobre la continuidad de su mandato, el de su vicepresidente, Álvaro García Linera, y los prefectos del país.
"Si mañana fuera el referendo, yo sé que pasamos el 54 por ciento. Hasta me atrevería (a decir) que mejorará ampliamente", dijo el mandatario indígena izquierdista que anunció para el sábado en la ciudad de Cochabamba el inicio nacional de su campaña para lograr el "sí".
Sostuvo que hace dos semanas conoció una encuesta realizada en las ciudades más pobladas del país (La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz) que le da un respaldo del 56 por ciento, porcentaje que sería muy superior en las zonas rurales, según Morales.
El llamado referendo "revocatorio" fue propuesto por el propio Morales a finales de 2007 cuando la crisis boliviana estaba centrada en los conflictos de la Asamblea Constituyente.
Sin embargo, este proyecto quedó paralizado en el Senado, controlado por la oposición, que decidió aprobarlo de forma sorpresiva a primeros de mayo para solucionar el enfrentamiento entre el proyecto constitucional de Morales y los procesos autonomistas promovidos por opositores en varias regiones.
Precisamente, el próximo domingo el departamento de Tarija celebrará un referendo para ratificar su estatuto autonomista, como lo hicieron ya Santa Cruz, Beni y Pando, en un proceso que Morales calificó hoy de una "fiesta ilegal y anticonstitucional".
El mandatario indígena e izquierdista cree que el 10 de agosto cambiará el mapa político regional de Bolivia, donde actualmente seis departamentos están gobernados por opositores y tres por prefectos oficialistas.
"Yo, por lo menos, estoy convencido de que muchos (prefectos opositores) van a ser revocados. Ojalá todos. Así no habrá una tranca, así no habrá bloqueadores de este proceso de cambio", manifestó Morales.
También acusó a la "derecha neoliberal" de estar preparando "una guerra económica cruel contra el pueblo", de cara al referendo del 10 de agosto, para responsabilizar al Gobierno de la inflación y de la escasez de alimentos.
Todos los intentos de diálogo para resolver el enfrentamiento político de Morales y sus opositores han fracasado hasta ahora, pese a la participación de delegados gubernamentales de Argentina, Brasil, Colombia, la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Iglesia Católica boliviana.
El Gobierno decidió suspender cualquier otro intento de negociación hasta después del 10 agosto para cuando Morales espera una nueva correlación de fuerzas políticas en el país.
En los últimos días, Morales se ha visto obligado a suspender varios actos en distintos puntos del país, en concreto en la ciudad de Sucre y en los departamentos de Santa Cruz y en Tarija, por las protestas de sus opositores.
El mandatario comentó irónicamente que esos grupos opositores le están haciendo "un favor" de cara a su campaña con esos incidentes.