Revistas con la imagen de Octavio Paz son exhibidas con velas en la casa de la Revista Vuelta, en Coyoacán. (El Universal)
Ninguna de las otras obras escritas por Octavio Paz -sea de poesía, artículos o correspondencia- supera los 40 mil ejemplares que vende al año El Laberinto de la Soledad.
Este libro se mantiene como uno de los tres más vendidos por el Fondo de Cultura Económica (FCE) y uno de los más solicitados en las librerías.
Ese volumen, que publicó por vez primera Cuadernos Americanos en 1950, va en la quinta reimpresión de su tercera edición y fue el libro con el que el FCE celebró la producción del ejemplar 100 millones en octubre de 2005.
Mientras que para la editorial se trata de uno de sus libros más vendidos, para los libreros es un texto clásico que se mueve a lo largo del año, aunque con mayor fuerza al inicio del ciclo escolar, pues sigue siendo uno de los títulos obligatorios para los estudiantes de nivel bachillerato.
Las ventas lo confirman. En la librería Porrúa, sucursal Juárez, Humberto Amador Flores asegura que Octavio Paz es un autor clásico y que El laberinto de la soledad es un texto fundamental de la literatura mexicana que vende muy bien gracias a que lo piden en las escuelas y también porque hay gente que le interesa conocer de la identidad y la psicología del mexicano.
“Paz era un escritor de una visión aparentemente psicológica de los problemas del mexicano, apoyado en que fue embajador y viajaba mucho; se trata de un autor que es referencia para los lectores mexicanos; afortunadamente El laberinto de la soledad es un libro que se vende solo, que no necesita recomendación”.
Parte del éxito de El laberinto de la soledad es atribuido a que ese ensayo -el cual aborda temas como El Pachuco y Otros Extremos, Máscaras Mexicanas, Los Hijos de la Malinche y La Inteligencia Mexicana- está publicado en la colección Popular y no excede los 100 pesos; mientras que la versión de editorial Cátedra cuesta el doble.
El Centro Mexicano de Protección y Fomento de los Derechos de Autor (Cempro) reporta, en todo caso, que El laberinto... no es uno de los libros más pirateados, casi se podría decir que los editores ilegales “lo respetan”. Tampoco aparece en la lista de libros más fotocopiados por las universidades que tienen licencia de reproducción de textos, durante 2007.
Ex colaboradores del Premio Nobel como Ramón Xirau y Adolfo Castañón han dicho que El laberinto de la soledad mantiene su vigencia en cuanto a la descripción de la idiosincrasia de los mexicanos.
Pero las ventas de este libro no las tienen otros de sus títulos. De los 15 volúmenes que integran las Obras completas del premio Nobel de Literatura 1990, publicadas por el FCE, sólo los tomos 6 -que reúne ensayos, artículos, notas y poemas sobre el arte moderno- y 11 -que contiene obra poética escrita entre 1935 y 1970-, venden 3 mil ejemplares al año. Los otros tomos tienen menor salida.
Un número de ejemplares similar venden Águila o sol -obra que va en la quinta reimpresión de la tercera edición- y Sor Juana Inés o las trampas de la fe, en la decimoquinta reimpresión.
Aunque en 2006, el FCE celebró los 50 años de El arco y la lira con una edición facsimilar, y en 2007 hicieron lo mismo con Piedra de Sol, las ventas no fueron extraordinarias.
Mario Mendoza, encargado de la librería Gandhi Bellas Artes, asegura que algunos de sus libros se venden más que otros, pero ninguno como El laberinto de la soledad, que sigue siendo un clásico. Vislumbres de la India vende lo mismo que algunas de sus Obras completas editadas por el Fondo de Cultura, tal vez con los diez años de su muerte se vendan mejor”.
Lo trae de vuelta a través del recuerdo
“A Octavio Paz le hubiera gustado una izquierda como la de Felipe González, no la de un caudillo latinoamericano mesiánico”, dice contundente Enrique Krauze.
Pero aclara: “Eso es lo que pienso. No puedo leer su pensamiento, sino a través de lo que yo recuerdo de él, y de sus obras”.
Frente al polarizado panorama político mexicano y las posiciones divididas de los intelectuales, el historiador evoca las palabras del Nobel de Literatura mexicano al advertir que el intelectual debe marcar su distancia del príncipe, es decir del poderoso, ya sea el que está en Los Pinos o el que está afuera.
“El intelectual está para argumentar, no para apoyar los proyectos políticos de un caudillo. Yo resiento que un sector importante de nuestro espectro cultural, en un retroceso a posiciones que ya habíamos ganado en los años 80 y 90, no haya marcado su distancia frente a todos los problemas.”
Marie Jose dijo a la prensa que aún quedan documentos inéditos de Paz, sobre todo correspondencia. Agregó que ya hay una casa editorial para las obras —refiriéndose al Fondo de Cultura Económica, cuya directora, Consuelo Sáizar, la secundaba.
“El reconocimiento de los escritores está en su obra. Los lectores la siguen leyendo. Para un escritor el mejor reconocimiento es compartir con los lectores su pensamiento, sus ideas y sus emociones”, señaló la viuda del escritor, quien hoy hace una década falleció en esta ciudad, a los 84 años.