Las fuerzas de seguridad afganas hicieron ayer una incursión armada en un escondite de milicianos en Kabul con presuntos vínculos al ataque contra el presidente de Afganistán, Hamid Karzai. (AP)
Mueren siete personas durante redada de las fuerzas de seguridad en escondite de milicianos en Kabul.
El complot para asesinar al presidente Hamid Karzai durante el fin de semana se fraguó en las áreas tribales sin Ley del vecino Pakistán, aseguró ayer el jefe de la Inteligencia afgana.
No obstante, el Talibán se ha adjudicado la responsabilidad del atentado contra Karzai.
Entretanto, en Washington, el Departamento de Estado informó de un aumento del 16% en los ataques terroristas en Afganistán entre 2006 y 2007, debido a la resurgente actividad extremista allí y en el vecino Pakistán.
La imputación fue hecha apenas horas después de que las fuerzas de seguridad afganas hicieron una incursión armada en un escondite de milicianos en Kabul con presuntos vínculos al ataque contra Karzai. Siete personas murieron en la operación de ayer.
El director de Inteligencia, Amrula Saleh, dijo no había ninguna evidencia de que el Gobierno de Pakistán estuviera involucrado en el intento de asesinato del domingo.
“No tenemos ninguna evidencia de si... la operación fue solapada o apoyo directo del Gobierno de Pakistán o (sus) agencias especiales”, dijo Saleh en Kabul. “Hay evidencia muy, muy fuerte que sugiere que el suelo de Pakistán fue utilizado una vez más para infligir dolor a nuestra nación”.
Los milicianos involucrados en el atentado del fin de semana tuvieron contacto por teléfono con personas en las áreas tribales de Bajaur y Waziristan del Norte y la ciudad Noroccidental de Peshawar, todas en Pakistán, dijo.
En una reacción inicial, el portavoz del Ejército de Pakistán, Athar Abbas, dijo que la denuncia de que el ataque contra Karzai tenía raíces en las áreas tribales pakistaníes parecía “sin fundamento”.
En su informe, el Departamento de Estado de Estados Unidos muestra un aumento en el número de personas muertas, heridas o secuestradas por extremistas el año pasado en Afganistán. Dijo que la organización Al Qaeda ha reconstruido algo de su presencia en áreas tribales remotas de Pakistán al nivel previo a los ataques del 11 de septiembre de 2001.
Horas antes, cientos de agentes de Inteligencia allanaron el refugio de los milicianos sospechosos de un ataque al presidente Hamid Karzai, en tanto que la capital de Afganistán se sumía más profundamente en la guerra contra el Talibán.
Los ciudadanos aterrorizados se escondían de las bombas y granadas que destruyeron una casa de ladrillos en una batalla que cobró siete vidas. Entre las víctimas se encontraban tres miembros del cuerpo de Inteligencia, dos milicianos, una mujer y un niño que estaban en la misma casa de dos pisos.
Uno de los milicianos caídos había suministrado las armas usadas en el ataque contra Karzai el domingo, declaró Saleh.
Lo servicios de Inteligencia afganos se encuentran bajo presión para destruir las células de los milicianos luego del intento de asesinato cometido durante un desfile militar en Kabul al que asistieron diversos embajadores extranjeros. El ataque subrayó el débil control del presidente sobre el país.
El mandatario, que recibe apoyo de Estados Unidos, resultó ileso, pero un abogado y dos personas más murieron.
Saleh declaró que el allanamiento, realizado en una colina densamente poblada en el Oeste de Kabul, era parte de una operación mayor en la que otros seis extremistas sospechosos fueron detenidos al Norte y al Este de la ciudad.
El Pentágono estudia un cambio significativo en el comando militar en Afganistán para extender el control militar estadounidense al convulsionado Sur del país, presumiblemente con más soldados el año próximo.
La resistencia del Talibán se ha intensificado en el Sur desde que la OTAN asumió el comando allí a mediados de 2006, y algunos funcionarios en el Gobierno de George W. Bush consideran que la lucha contra el Talibán podría fortalecerse si Estados Unidos, cuyo sector de control está limitado al Este de Afganistán, se encargara también del Sur, parcial o totalmente.
Las discusiones internas sobre la expansión del comando fueron descritas en recientes entrevistas con altos funcionarios de la defensa que no están autorizados a discutirlas públicamente. Todos opinaron que es improbable que se tome pronto una decisión.
Dar mayor control a Estados Unidos en el Sur permitiría enfocar un problema citado por funcionarios estadounidenses: la práctica de los aliados de la OTAN de rotar los comandantes cada nueve meses, y en algunos casos sus unidades de combate cada seis meses. Por contraste, la 101 División Aerotransportada cumple una misión de 15 meses en el Este de Afganistán. Para los estadounidenses, los comandos de nueve meses son demasiado breves.
Las misiones de combate de Estados Unidos en Afganistán e Irak se reducirán a 12 meses a partir de agosto.
Actualmente hay unos 34 mil soldados estadounidenses en Afganistán, el mayor número que en cualquier momento durante la guerra, que comenzó en octubre de 2001. Incluyen 3 mil 400 infantes de Marina.