Aumentan las quejas por la cantidad de sexoservidoras que invaden los antros disfrazados de restaurantes, así como cantinas y demás “piqueras”.
Señalan que la Administración Municipal se preocupa más por los lugares de perdición que por dar mantenimiento a las canchas y centros recreativos.
El Salto, PN, Dgo.- Aumenta la prostitución en esta ciudad, los burdeles abundan a pie de carretera federal y en diversos sectores, sin que las autoridades de Salud ni municipales hagan algo para impedirlo.
Amanda Cázares, vecina de esta ciudad, señala ante El Siglo de Durango: “Estamos invadidos de antros de vicio, dando un mal aspecto a los turistas de paso obligado por la carretera a Mazatlán. Algunos de esos giros negros están frente a las gasolineras.
El visitante se confunde al entrar a tomarse un refresco o comerse la tradicional gordita, pues para su sorpresa descubre que se encuentra en un congal disfrazado de restaurante con un montón de borrrachos y mujeres en poca ropa”.
La prostitución aumenta.
El negocio de estos lugares no es la venta de alimentos sino las bebidas embriagantes y el lenocinio, y al igual que en la carretera también se observa en pleno centro de la ciudad, donde abundan bares y “piqueras”, hasta cinco por cuadra, lo cual genera un ambiente de inseguridad.
Las familias ya no pueden pasar por las calles a las siete u ocho de la noche, pues corren el riesgo de que a las mujeres les falten al respeto y a los hombres los golpeen o, peor aún, los lesionen de muerte.
“Además, tenemos que soportar escenas obscenas de hombres haciendo sus necesidades fisiológicas en plena calle; en fin, esto es sólo para que se den una idea de cómo vivimos en esta ciudad que, desgraciadamente, sólo lo es de nombre, pues en cuestion de otros servicios parecemos un rancho, sin más reglas que las que impone el que paga sus permisos”, añade Cázares.
Jóvenes, en el olvido
Pedro Ramos señala que las cerveceras se apropiaron de El Salto, respecto del control de las licencias, lo cual es del interés del Ayuntamiento. Ojalá –añade- y ese mismo interés tuvieran con centros de recreación y canchas deportivas, pero no es así.
En el área conocida como zoológico, juegan nuestros jóvenes entre piedra, lodo, hoyos y están rodeados de canales de drenaje; esto provoca los accidentes, lesiones que muchas veces dejan impedidos a las promesas del deporte por la apatía de las autoridades, abundó.
Es triste ver a los pobres muchachos correr detras del balón y caer en los canales de las aguas negras; eso y más tienen que soportar por su amor al deporte, coinciden Ramos y Cázares.