Varios cadáveres flotaban hoy sobre las aguas lodosas que cubren parte de esta ciudad después del paso de la tormenta tropical Hanna, elevando a 137 la cifra oficial de muertos.
Pero el alivio por la salida de la tormenta parece breve ya que el huracán Ike, de categoría 3, podría desencadenarse sobre Haití este fin de semana. Mientras tanto los grupos internacionales de ayuda se esforzaban por llegar a millares de víctimas aisladas sin agua potable ni alimentos.
"Me preocupa porque el suelo está completamente impregnado de agua y los ríos están a punto de desbordar", dijo Max Cocsi, que dirige la misión belga en Haití de Médicos sin fronteras.
Cocsi, que llegó el jueves a Gonaives, dijo que nadie sabe a ciencia cierta cuántos muertos hay. El esfuerzo se concentra ahora en los sobrevivientes y no en la extracción de cadáveres.
El jueves por la noche, a una pocas cuadras donde efectivos de mantenimiento de paz de las Naciones Unidas se detuvieron para entregar platos de arroz de sus propias raciones alimenticias para alimentar a una multitud de huérfanos hambrientos, el cadáver de una mujer con un vestido florido flotaba en una esquina anegada.
"No he comido desde el lunes", dijo Srita Omiscar, de 12 años, mientras aguardaba en fila con otros 50 niños.
Un convoy salió de la base de la ONU en un suburbio de Gonaives y se dirigió a la ciudad para distribuir la primera ayuda alimenticia desde el paso de Hanna hace cuatro días.
Niños hambrientos de tres orfanatos aguardaban los camiones cargados de ollas de arroz y frijoles y enormes tanques de agua potable.
Pero los camiones no pudieron pasar.
El convoy avanzó trabajosamente por calles cubiertas de lodo por calles con comercios cerrados, autobuses volcados y mujeres caminando con el agua hasta las rodillas con recipientes de plástico sobre la cabeza.
Después de 45 minutos, la media docena de camiones se detuvo. Algunos efectivos de la ONU con traje de fajina y chalecos antibalas bajaron mientras otros montaban guardia con fusiles. Era imposible seguir adelante: las aguas quebraron el asfalto y se había formado un canal de tres metros (10 pies) de ancho.
Los niños, al igual que decenas de miles en esta ciudad desesperada, pasaron otro día sin comer.
El gobierno de Haití tiene pocos recursos para ayudar a los damnificados. Los convoyes de rescate se han visto bloqueados por las inundaciones, aunque el Programa Mundial de Alimentos de la ONU dijo que despachaba una lancha rápida desde la capital Puerto Príncipe hacia Gonaives.
