La ONU obtuvo permiso de la junta militar de Myanmar para operar nueve helicópteros y llevar alimentos a las víctimas del reciente ciclón Nargis, declaró ayer el secretario general de la organización, Ban Ki-moon.
“Recibimos autorización del Gobierno para operar nueve helicópteros del PMA (Programa Mundial de Alimentos), que nos permitirán llegar a las zonas que han permanecido inaccesibles por mucho tiempo”, declaró Ban a la prensa en Nueva York antes de partir a una misión en Myanmar, anteriormente conocida como Birmania.
Las autoridades del país afectado no confirmaron de inmediato el anuncio del secretario general.
“Creo que vendrán acciones similares, incluyendo la expedición de visas para trabajadores de apoyo que buscan entrar al país”, señaló. “Confío en que los esfuerzos de ayuda puedan aumentar rápidamente”.
Ban advirtió que este es un “momento crítico” para los esfuerzos de socorro.
John Holmes, subsecretario general de las Naciones Unidas para asuntos humanitarios, se encuentra en Myanmar para persuadir a la junta militar del Gobierno de Yangón que permita una mayor ayuda internacional y para facilitar la visita de Ban, que comenzará mañana jueves.
Aparentemente la junta cede lentamente a la presión extranjera para permitir una mayor ayuda del exterior, pero a la mayoría de los trabajadores extranjeros aún no se les permite entrar en la zona más devastada por la tormenta. La ONU declaró que sólo un 20% de los sobrevivientes ha recibido algún tipo de ayuda internacional.
Las banderas fueron izadas a media asta ayer en homenaje a las víctimas del Nargis. Pero el duelo oficial no apaciguó a los pobladores, que critican al Gobierno por su ayuda lerda e incompetente.
“No creo que nos ayudarán izando las banderas a media asta”, dijo Zin Moe, de 32 años, que vende ropa en Yangón. “Si (el Gobierno) fuese sincero, acogería rápidamente la ayuda de cualquiera. No está permitiendo que la ayuda llegue con bastante rapidez, y la gente está furiosa”.
Aumentan a 13 los muertos en Filipinas
La tormenta tropical “Halong”, que se dirige a Japón, causó en Filipinas 13 muertos, dejó 416 mil 697 personas damnificadas y originó pérdidas por valor de 4.2 millones de dólares, según el informe final del Consejo Coordinador de Desastres Nacional presentado ayer.
Cinco de las víctimas mortales se registraron en Pangasinan, tres en La Unión, una en Zambales, dos en Negros Occidental, una en Antique y otra en Benguet.
“Halong”, que entró por el Este del país el 17 de mayo con vientos de hasta 105 kilómetros por hora, derrumbó seis mil 111 viviendas y dañó parcialmente otras 12 mil151.
La estación lluviosa en Filipinas comienza entre mayo y junio y se prolonga hasta octubre o noviembre, y suele suponer la presencia en el país de entre quince y veinte tifones.