Un grupo de personas huye de Kibati con sus pertenencias a cuestas. Decenas de miles de refugiados han huido por la nueva oleada de violencia en el país entre las fuerzas del general disidente Laurent Nkunda y el Ejército del Congo. (EFE)
Los rebeldes congoleños avanzaban ayer sobre la capital provincial de Goma pese a ser atacados por efectivos de la Organización de las Naciones Unidas en helicópteros. Las fuerzas del Gobierno retrocedían hacia el Sur en tanques, camiones y a pie, mientras el flujo súbito de refugiados triplicó la población residente en un campamento. Ron Redmond, vocero de la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados, dijo que el número de refugiados en el campamento de Kibati se triplicó en cuestión de horas. Diariamente un centenar de refugiados, en su mayor parte mujeres y niños, cruzó la frontera con Uganda, dijo la Cruz Roja de ese país.
El caos en el este del Congo ha sido alimentado por el resentimiento permanente que causó en genocidio de Ruanda y las guerras civiles ininterrumpidas que ha soportado el país. El general insurgente Laurent Nkunda amenazó con ocupar Goma pese a los pedidos del Consejo de Seguridad de la ONU para que respete una tregua mediada en enero por el organismo mundial.
Nkunda acusó al Gobierno congolés de no haber protegido a su minoría tribal tutsi de las milicias hutu ugandesas que huyeron al Congo tras perpetrar el genocidio ruandés de 1994, en el que fueron asesinados medio millón de tutsis. Las ambiciones de Nkunda crecieron desde que lanzó una nueva ofensiva el 28 de agosto. Ha declarado que “liberará” todo el Congo, un país que tiene la misma extensión que Europa occidental y cuenta con reservas enormes de diamantes, oro y otras materias primas. La riqueza minera del Congo desató las guerras de 1997 a 2003.
Simultáneamente, decenas de miles de civiles atestaban las carreteras huyendo del ejército rebelde y su reputación de brutalidad. Muchos llevaban grandes atados de ropas, enseres y ropa de cama sobre la cabeza o infantes colgados del pecho. Aun niños pequeños balanceaban hatos sobre la cabeza caminando descalzos.
Millares de personas pasaron la noche durmiendo sobre el terreno lodoso a la intemperie y bajo intensas lluvias tropicales. Las fuerzas de mantenimiento de la paz de la ONU dispararon el lunes contra los rebeldes tratando de impedir que capturasen Kibumba, un pueblo junto a la carretera principal a 48 kilómetros al Norte de Goma, pero los civiles que huyeron del lugar dijeron que los rebeldes tomaron el pueblo.
Ayer, un helicóptero de la ONU patrullaba los cielos en Kilimanyoka, a 12 kilómetros al Norte de Goma.
Varios empleados de organizaciones filantrópicas extranjeras huyeron de la lucha en Rutshuru a medida que se aproximan los insurgentes a esa aldea, situada a 73 kilómetros al Norte de Goma, agregó la vocera.