CRIANZA DEL CABRITO
En esta época en que paren la mayoría de las cabras de la Región Lagunera es importante analizar lo que sucede en el intestino de la cabra, para que haya diarrea, tiene que suceder lo siguiente:
1.- Si se trata de un problema ocasionado por agentes infecciosos:
Se considera que la cabrita nace libre de microorganismos infecciosos, sin embargo, al poco tiempo aparecen bacterias coliformes, inevitables en el tracto digestivo. Algunas cepas de ellas y de otros organismos (como los clostridos, salmonellas, clamidas y varios tipos de virus), producen enterotoxinas con capacidad para destruir materialmente los tejidos intestinales, provocando la interrupción de los procesos digestivos normales y ocasionando salida de sangre y linfa a la luz del intestino.
Para que un microorganismo patógeno sea capaz de causar enfermedad, debe tener la habilidad de adherirse al tejido del intestino. Esto evita que sea arrastrado y con ello permanece en el medio ambiente adecuado para su proliferación y la producción de la enterotoxina.
Cuando es atacado, el cabrito responde a las enterotoxinas aumentando la motilidad del intestino y la cantidad de secreción de fluidos intestinales. Esta respuesta podría interpretarse como un intento de diluir las toxinas y de sacar a los patógenos de su alojamiento en el intestino, pero finalmente da como resultado pérdida excesiva de agua y electrolitos en las heces y por eso se produce la diarrea.
2.- Si se trata de diarrea nutricional:
Estas ocurren cuando el animal consume comida líquida en exceso.- Hay una sobrecarga del sistema digestivo o de la capacidad de absorción. También se pueden ocasionar diarreas si se suplementa un sustituto de leche de baja calidad, que contenga ingredientes difíciles de digerir para el cabrito. En ambos casos, llega al intestino grueso comida no digerida o nutrientes no absorbidos, donde fermentan rápidamente. Los productos de la fermentación se acumulan, y hay una gran concentración de contenido intestinal. Esto provoca que el organismo intente equilibrar la presión osmótica sacando agua de la sangre para llevarla al intestino, lo que hace que, a fin de cuentas se presente la diarrea. El cabrito puede mostrar timpanismo debido a la acumulación de gases en la última porción del intestino.
En el caso de que ya tengamos un cabrito con diarrea, ¿cómo debemos actuar?
No debemos de olvidar las recomendaciones del Médico Veterinario, ya que son importantísimas para minimizar los errores y que es adecuado establecer, en conjunto con él y con las personas encargadas de la atención de las cabras, un programa de acción en el caso de emergencias, ya sea para diarreas o cualquier otro padecimiento inesperado.
Es interesante observar lo que sucede al cambiar al concepto usual de recurrir al veterinario sólo después de haber intentado diferentes tratamientos, por otro lado, tal vez menos común pero más inteligente, sería establecer, con él, un programa de acción para casos de emergencia en vez de tratar de apagar un incendio con un vaso de agua.
Generalmente, la primera reacción es aplicar una terapia antibiótica, sin embargo, ésta sólo debe utilizarse cuando hayan fallado otros medios para corregir el problema. En este caso, los otros medios serían analizar las causas de la diarrea y aplicar el buen manejo, el sentido común y además usar un buen producto de rehidratación contra diarreas, sin antibióticos.
Los pasos siguientes son los que se recomiendan para el tratamiento de un animalito con diarrea:
Primero, quitarle la leche a la cabrita a los primeros síntomas. Iniciar la rehidratación oral. Consulte a su médico veterinario para encontrar el producto comercial que mejor se adapte a sus necesidades. El producto elegido debe proporcionar un buen equilibrio entre los electrolitos. Este equilibrio entre sodio, potasio, cloro, fosfatos y bicarbonatos, debe ser similar al que se encuentra presente en el plasma sanguíneo.
Para que la terapia pueda ser efectiva, ese producto debe proporcionar la cantidad requerida de energía durante un periodo de 8 a 12 horas. Las fuentes de energía para el animal deben ser múltiples y estar disponibles en diversas proporciones.
Otra característica de gran importancia es la osmolaridad (concentración). Si la solución rehidratante tiene una osmolaridad mayor que la del plasma, el agua pasará de sangre a intestino y la diarrea se volverá más grave. Por ello se debe buscar una solución que tenga una osmolaridad menor a la de la sangre para que el flujo de agua y nutrientes pase de la luz del intestino al interior del organismo (sangre) y se absorba con facilidad.
Un concepto que se ha estado utilizando en medicina humana desde hace tiempo y con muy buenos resultados es que el tratamiento debe incluir fibra, tanto soluble como insoluble, ya que la fibra hace mas lento el paso de los materiales por el intestino porque absorbe y retiene agua.
El producto o la combinación que se le proporcione a la cabrita debe proteger el tejido intestinal que se encuentra inflamado. La protección natural del intestino es la mucina. Durante la invasión microbiana se erosiona la capa protectora de mucina, dejando los tejidos expuestos a los irritantes.
Es recomendable recuperar esta capa con mucina artificial o con agentes de recubrimientos especiales para reducir los daños.
Actualmente en el mercado existen productos que permiten un mejor control de las diarreas. La aplicación de biológicos específicos incrementará el nivel de protección específica que la madre aportará a la cría a través del calostro, sin importar la edad de la madre o su historial de partos. La clave para una recuperación rápida y exitosa es la detección temprana del problema.
A fin de cuentas, la cabrita con diarrea es víctima de la deshidratación y la “inanición física” (se muere de hambre a pesar de haber comida disponible). Muchas de esas cabritas se recuperarán muy rápido si se tratan adecuadamente. Como último recurso, puede ser necesario aplicar antibióticos para controlar y suprimir algunas infecciones peligrosas y brotes mayores. Pero no es conveniente usar los antibióticos sin un conocimiento específico del tipo de infección, si es que la hay, y de la actividad del medicamento que pensamos aplicar. Este sencillo procedimiento nos puede evitar muchos dolores de cabeza, tanto a los caprinocultores como a los veterinarios en el corto y largo plazo. Y además hacer que los medicamentos funcionen mejor cuando sean necesarios.
Es importante recordar que hay productos y biológicos en el mercado que nos permitirán un porcentaje mayor de éxito con sólo prevenir la presencia de los problemas.