Amy se quedó sin palabras cuando le dieron la noticia de su triunfo.
Los premios Grammy celebraron anoche su entrega número 50 con derroche de glamour.
Las bodas de oro de la gala de los Grammy, el mayor espectáculo de la industria de la música, se saldaron anoche con el arrollador éxito de la británica Amy Winehouse, que consiguió cinco de los seis premios a los que aspiraba en la presente edición.
Dio igual que sus peligrosas aficiones personales sean tan populares o más que sus trabajos discográficos, o que no pudiera acudir a la gala por problemas en la concesión de su visado. El Grammy la esperaba.
Amy Winehouse habrá estado ausente físicamente en la ceremonia de los premios, pero su presencia fue fuerte y la atribulada cantante británica fue la gran ganadora de la noche, con cinco premios que incluyen canción y grabación del año por su éxito autobiográfico Rehab.
Tras retirarse de una clínica de rehabilitación para cantar vía satélite desde Londres, Winehouse ofreció una conmovedora y desafiante interpretación del tema que ha definido su reciente caída en desgracia, así como de la canción You Know I’m No Good.
Cuando se anunció su premio a la grabación del año, la cantante pareció haber quedado muda y recibió el abrazo de los miembros de su banda y luego de sus padres, que se han preocupado en público por el abuso de sustancias y comportamiento errático de su hija.
En una gran sorpresa, Winehouse perdió el último premio de la noche, al álbum del año, ante River: The Joni Letters de Herbie Hancock.
Kanye West, quien encabezaba la lista de nominados con ocho, también obtuvo cuatro gramófonos, a mejor álbum de rap por Graduation, mejor interpretación de rap por Stronger, mejor canción de rap por Good Life y mejor interpretación de rap por un dúo o grupo por su colaboración con Common en Southside.
West ofreció una interpretación eléctrica de Stronger y pasó a rendir tributo a su extinta madre, Donda West, quien murió inesperadamente el año pasado a los 58 años. “Anoche te vi en mis sueños, y ahora no puedo esperar para irme a dormir”, cantó West ataviado de negro y con la palabra MAMA grabada en su corte de pelo, al cantar IEE Mama, una canción festiva de su segundo álbum que pasó a ser una oda sombría.
Cuando West aceptó el trofeo al mejor álbum de rap, la orquesta intentó sacarlo del escenario al empezar a hablar de su mamá. “Sería de buen gusto parar la música”, dijo West, y la música paró.
“Sé que estás realmente orgullosa de mí en este momento y sé que quieres que sea el artista número uno del mundo y mamá”, continuó el cantante, “todo lo que haré es seguir enorgulleciéndote. Nosotros manejamos esto”.
La ceremonia del Grammy, en su 50o aniversario, enfatizó su historia desde el comienzo. Alicia Keys, ataviada al estilo de los años 50, se sentó frente al piano y cantó Learnin’ the Blues acompañada por un video en blanco y negro del extinto y legendario Frank Sinatra.
“Frank Sinatra se veía bien para tener 150 (años), ¿no?”, bromeó Prince momentos después, antes de presentar a Keys como la ganadora del Grammy a la mejor vocalista de R&B por su éxito No One.
Luego el reparto del show de los Beatles de Cirque Du Soleil, Love, y el de la película inspirada en el cuarteto de Liverpool Across the Universe rindió tributo a los Fabulosos Cuatro mientras Ringo Starr, Yoko Ono y la viuda de George Harrison, Olivia Harrison, veían desde el público.
En una competencia de buenas piernas, Tina Turner se unió a Beyoncé para cantar Proud Mary. La legendaria Turner, ataviada con un corpiño plateado y pantalones ajustados, demostró que aún puede bailar como en sus mejores tiempos.
Carrie Underwood cantó su himno de venganza Before He Cheats tras ganar dos Grammy, incluyendo a mejor vocalista femenina de música country.
Bruce Springsteen obtuvo tres megáfonos en la ceremonia no televisada, entre ellos a la mejor canción de rock por Radio Nowhere. Entre otros ganadores previos estuvieron los White Stripes, Justin Timberlake y Mary J. Blige, cada uno con dos; los Foo Fighters, Herbie Hancock y hasta el precandidato presidencial demócrata Barack Obama, al mejor álbum hablado.
Y en las categorías de música latina, el dominicano Juan Luis Guerra ganó el Grammy al mejor álbum tropical por La Llave de mi Corazón, el español Alejandro Sanz obtuvo el premio al mejor álbum de pop por El Tren de los Momentos y el dúo puertorriqueño Calle 13 se alzó con Residente o Visitante en la categoría mejor álbum urbano latino. Sus compatriotas de Black: Guayaba, por su parte, se impusieron en la categoría de mejor álbum de rock con No hay Espacio.
Aunque la ceremonia previa a la televisada, en la que se reparten la mayoría de los 110 Grammy de la noche, no suele contar con muchas estrellas, varios artistas reconocidos acudieron a recibir sus trofeos, incluida Underwood, los Foo Fighters y Brad Paisley.
Juanes, ganador de 12 Latin Grammy, fue el único presentador latinoamericano de la ceremonia, junto a estrellas como Natalie Cole, Cyndi Lauper, Bette Midler y Bonnie Raitt.
Ataviado con pantalón, camiseta y saco negros, el astro colombiano presentó con Taylor Swift el premio a la mejor colaboración de rap, que ganó Umbrella, de Rihanna con Jay-Z.
“De pronto me siento muy viejo”, dijo en inglés el rockero mirando a su joven acompañante, nominada al Grammy a la mejor artista nueva.
