Esta semana, La Laguna vivió la situación inédita de dos amenazas de bomba en instalaciones públicas en un lapso de tres días, lo cual echó luz sobre la vulnerabilidad de la región en términos de seguridad que hemos vivido en los últimos meses.
A pesar de que fueron falsas alarmas, los incidentes no deben tomarse a la ligera ni disolverse en la memoria.
La primera amenaza vino el martes 22, durante la inauguración del nuevo edificio de la Recaudación de Rentas. La llamada al 066 habló de una bomba en el edificio media hora antes de la ceremonia, al mediodía, cuando el edificio estaba lleno de ciudadanos que acudían a algún trámite y de invitados a la inauguración. Aunque el gobernador Humberto Moreira no iba a asistir al evento, su presencia se había manejado en los días previos.
La segunda fue el viernes 25 en la planta de generación y transmisión de la Comisión Federal de Electricidad en Gómez Palacio. La planta “Francke” es responsable de la generación y abasto de buena parte de la electricidad que consume la Comarca Lagunera y una explosión ahí puede tener graves consecuencias para la economía regional.
La amenaza se dio semanas después de que el Ejército Popular Revolucionario había advertido que atacaría instalaciones eléctricas en el país, luego de haber efectuado dos ataques a instalaciones de Pemex en 2007 que costaron millones de dólares a la economía nacional.
El temor, por lo tanto, estaba fundado. Fue la primera vez que una instalación estratégica sufría una amenaza similar en la Comarca Lagunera.
Afortunadamente, nada resultó de estas amenazas y todo pareció quedar en bromas macabras. Pero los incidentes pusieron de nuevo al descubierto la vulnerabilidad de la región, que ha vivido el azote del crimen organizado en el último año, y los ciudadanos ya no nos preguntamos si habrá otro acto de violencia, sino cuándo sucederá.
