ENVÍAN EXPLOSIVO A JUEZ
BUENOS AIRES, ARGENTINA, (EFE).- El juez argentino que investiga una red de narcotráfico presuntamente vinculada al Cártel mexicano de Sinaloa fue víctima ayer de un atentado, al ser el destinatario de una bolsa que contenía una bomba, la cual fue detonada por la Policía sin causar heridos.
El magistrado Federico Faggionatto Márquez relató a medios locales que un grupo de desconocidos dejó una bolsa a su nombre en una calle de la bonaerense Campana, la misma localidad en la que se encuentra el juzgado a su cargo y a metros de la casa de una fiscal.
Una llamada anónima de una mujer al número de emergencias, el 911, advirtió que habían dejado un paquete para el magistrado.
El juez dijo que la Policía fue a ver de qué se trataba y descubrió que dentro de la bolsa había explosivos elaborados con trotyl, por lo que peritos especializados los hicieron detonar, lo que ocasionó daños en la fachada de una vivienda, aunque no dejó heridos.
“De momento no tengo ninguna conclusión, pero evidentemente no es la primera amenaza que recibimos. Esto es normal, ya habían amenazado a mi hermana, a mi familia y a mis hijos. Se ve que lo que estamos haciendo le está molestando a alguien”, sostuvo el magistrado.
DAN CADENA PERPETUA A MADRE ASESINA
BRUSELAS, BÉLGICA, (EL UNIVERSAL).- El tribunal correccional de Nivelles (Sur de Bruselas) condenó ayer a cadena perpetua a la madre que mató a cuchilladas a sus cinco hijos antes de intentar suicidarse.
Geneviève Lhermitte, a la que un jurado declaró responsable de sus actos y culpable de asesinato premeditado, escuchó impasible la lectura del veredicto y la condena, según la agencia Belga.
El 28 de febrero 2007, Lhermitte mató uno tras otro a sus cinco hijos -Yasmine, nacida en 1992, Nora (1995), Myriam (1997), Mina (1999) y Medhi (2003)- en sus respectivas habitaciones.
Tras degollar a los niños con un cuchillo, Lhermitte intentó sin éxito quitarse la vida, llamó por teléfono a los servicios de socorro y dejó dos notas manuscritas en la puerta de su casa con el mensaje “llamar a la Policía”.
Geneviève Lhermitte y su marido, el marroquí Bouchaib Mokadem, no parecían tener grandes problemas, aunque, según algunos testimonios recogidos por la fiscalía, ella se sentía completamente aislada socialmente.
