Con mi afecto personal para el Prof. Luis Humberto Hinojosa.
El Filósofo de Güémez somos todos, es decir, una voz del colectivo social que dedica su vida, su trabajo, sus fortalezas a luchar por reivindicar el poder terapéutico del humor y el mundo de la espiritualidad.
Este viejo campesino enriquece su actuar con cientos de ideas que tengan como característica fundamental el mensaje de amor y esperanza de personajes que son un ejemplo de vida, figuras como la madre Teresa de Calcuta, Og Mandino, Deepak Chopra, o de revistas como Selecciones de Reader’s Digest, entre otras.
Azimuth dijo: “La poesía no es de quien escribe, sino de quien la necesita”; Antonio Skármeta, en El cartero de Neruda, un joven que deja su oficio de pescador para tomar el de cartero en la isla negra, en donde el único destinatario o remitente es Pablo Neruda, poeta al que admira sobremanera; ahí el escritor afirma, en sus charlas con Pablo Neruda: “… La poesía no es de quien la escribe, sino de quien la lee”.
Este viejo Filósofo, parafraseando a ambos escritores dice que: “Los libros no son de quien los escribe, sino de quien los hace suyos”, y son muchos los libros que ha tenido que hacer suyos el viejo Filósofo de Güémez para buscar proyectar esas dos facetas que son su estandarte de vida: el poder de la espiritualidad y la riqueza del humor.
En el tema de la espiritualidad me encanta María Julia de la Fuente cuando afirma: “Cada amanecer es rico en nuevas oportunidades para aquellos que mantienen la fe en sí mismos y la cabeza en alto. ¿Cuándo ha visto cantar a un gallo con la cabeza baja? La valentía de empezar y la fuerza de voluntad para seguir, siempre son requisitos para el éxito.
Encuentre el amanecer con mucha confianza; llene cada minuto con pensamientos positivos; hágalo desde hoy y encontrará la felicidad en cada atardecer. Luche, ‘sea alguien’ y esté consciente de que es “alguien diferente” que tiene la inteligencia y que saldrá adelante”.
La espiritualidad sirve para que a pesar de los sinsabores y problemas vivas tu vida a plenitud, que entiendas que la adversidad te hace crecer, te hace dueño de tu propio destino, recordándote que la vida de los hombres es como los cometas, siempre se elevan contra el viento, nunca a favor de él. Esta frase tiene múltiples versiones, siempre con sentido parecido, entre otras puedo citar a Cervantes: Los cometas sólo se elevan cuando tienen viento en contra; José Ingenieros: A los hombres fuertes les pasa lo que a los barriletes; se elevan cuando es mayor el viento que se opone a su ascenso; John Neal: Las cometas se elevan contra el viento, no a favor de él; Winston Churchill: La cometa se eleva más alto en contra del viento, no a su favor; María Cecilia Betancourt: Las cometas se elevan contra el viento, etc.
Por lo que respecta al humor, es mi fuerza de vida, esa energía que me ha llevado a entender que es mi imaginación la que hace un mar del más sencillo de los arroyos. Así como en la gastronomía norteña hay una frase que dice: “No hay buen cocinero si no es buen salsero”, en la vida del mexicano no hay buen sentido del humor si no se goza de esa fina ironía y suave picardía con la que vivimos los mexicanos.
Lo anterior me recuerda aquella mujer de la calle que llegó a confesarse con el padre Chuyo, quien debido a la francachela que se había corrido con sus amigos se encontraba crudo y desvelado en el confesionario.
––Acúseme Padre –dijo la mujer de la calle–, que me gustan mucho los hombres.
––Pero si eso es normal m’ijita –respondió el padre Chuyo.
––Sí, sólo que a mí me atraen demasiado.
El padre, que andaba excesivamente desvelado, se duerme en el confesionario y comienza a roncar. La mujer, dándose cuenta de la situación, decide retirarse; inmediatamente después se hinca en su lugar un maricón.
––Confiésome padre que…
––Sí, ya sé –respondió el Padre Chuyo que recién despertaba–: te gustan mucho los hombres.
––Mire lo que son las cosas, usted además de ser Padre es Brujo.
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