Bruno Bichir se presentará este lunes a las 8:30 de la noche en el Teatro Nazas, dentro del Festival de Monólogos del Norte 2008. (Fotografías de archivo)
Sin una gran producción que lo respalde, el actor presentará el monólogo La Historia del Tigre.
Porque cuando un actor se sube a una escenario para representar un monólogo, utilizando un mínimo de utilería, vestuario y luces, se sube desnudo... así subirá Bruno Bichir al escenario del Teatro Nazas mañana a las 8:30 de la noche, para interpretar a un soldado chino en La Historia del Tigre, esto dentro del inicio del Festival de Monólogos del Norte 2008.
Escrita por el Premio Nobel de Literatura, Darío Fo, y dirigida por el padre del actor, Alejandro Bichir, la obra en la que trabajaron dos de los integrantes de la familia Bichir, es una historia que, como la mayor parte de la producción literaria del premio Nobel italiano, lleva a una reflexión social de las diferencias que existen entre los políticos y el pueblo.
El monólogo con el que se presenta Bichir en el Nazas es una obra que escogió el actor porque habla de cosas que le interesan, una comedia disparatada que le permitió al mismo tiempo trabajar al lado de su padre.
■ En un momento histórico en el que predominan las actuaciones masivas de gran formato visual, y eso incluye al cine y la televisión, ¿es muy difícil mantener vivo el teatro?
Sin duda sí, pero es nuestra labor ya que el teatro siendo esa expresión mágica, trascendente, básicamente el sentir y recibir información e ideas que se consideran inteligentes a través del movimiento de fibras sensibles, de conseguir una catarsis emocional ya sea por medio de la risa o el llanto: esa catarsis conlleva a una reflexión y ese es el fin ultimo del teatro: discernir y darle vueltas a nuestra condición y lugar en el mundo. Esa capacidad la tiene el teatro, la capacidad de cambiar la vida de un espectador, en cambio el cine a veces lo logra y la televisión casi nunca.
■ ¿Es decir que en el teatro tiene que haber una interacción entre actor y espectador?
Claro, hay una corresponsabilidad además de creador y espectador, donde las dos partes tienen que colaborar, tienen que bailar, tienen que danzar, tienen que hacer el amor juntos para entrar en esa dinámica y cambiarnos la vida.
Cuando esas cosas se cumplen, los espectadores lo gozarán a la primera, no importa que estemos en el año 5 mil o que haya cualquier otra actividad de medios conocidos o por conocer. El alma y el discernimiento de la razón sólo se dan en el teatro.
■ ¿Y con la obra de Darío Fo, el público interactuará y reflexionará el mensaje irónico de una realidad absurda?
Más que una realidad absurda, por medio de la comedia hay una crítica punzante, feroz al medio en el que nos desenvolvemos los seres humanos, a nuestra sociedad, a nuestra economía, política, sexualidad, y a nuestras costumbres.
Por medio de esta comedia ácida, divertida, comprometida y visionaria se concentran las energías para que el espectador tenga una reflexión de los grandes temas.
En este caso La Historia del Tigre yo diría que es la historia más lúdica de Fo, aparentemente la más inofensiva, es un cuento narrado por un juglar, con un sin número de bufonadas, pero efectivamente a través del absurdo, de la historia enloquecida se pueden llegar a reflexiones magníficas, auque parezca sobada la de “el pueblo unido jamás será vencido”.
■ ¿En qué se parece la realidad que dibuja Fo, a la realidad cultural y teatral mexicana por ejemplo?
Es como todo el país, creemos que jalamos para el mismo lado, pero la realidad es que cada quien jala para su propio lado como puede, por más grandes esfuerzos que hagan hombres y mujeres inteligentes y sensibles, no dejan de ser llamaradas de petate. Mientras no existan programas reales en términos culturales y de teatro que abarquen a toda la nación, programas serios para el impulso de la ciencia, la educación, las artes, la tecnología y el deporte, no se solucionarán programas nacionales como la pobreza, la miseria y demás.
Esta es una sociedad en la que al Gobierno Federal le importa muy poco la educación, la tecnología, el arte y ya no digamos el deporte que también esta mermado por estas “buenas” políticas.
■ A pesar del tiempo y la tecnología, ¿volvemos a tiempos en los que Aristófanes por medio de un monólogo, se burlaba de la realidad ateniense (hace 2 mil 400 años delante) de 3 mil griegos en un teatro?
Así es, esa es una tendencia a nivel mundial aún cuando es de agradecer el esfuerzo de los empresarios que hacen posible espectáculos masivos de grandes dimensiones, grandes escenografías, vestuarios y equipo técnico, pero sin duda la tendencia mundial del teatro de vanguardia que empuja a la reflexión y a la catarsis es justamente este teatro de mínimos recursos.
Un teatro que vuelve a cimentarse en un nexo inteligente y sensible con un actor desnudo arriba del escenario aún cuando no había luces, basta un texto interesante.
Como lo hace Darío Fo y su mujer Franca Rame, quienes se han dedicado toda su vida al teatro y hacen cosas con un mínimo de requerimientos; por eso para mí, éste es un homenaje a él.
Bruno Bichir manifestó desde el inicio, en el que lo invitaron a hacer parte de esta fiesta escénica, su gusto por participar en ella, recorrer varios estados del norte y el placer que le provocó poder trabajar con su padre en esta comedia que hace mucho traía ganas de montar.
