Seguidores del aspirante a candidato demócrata a la Presidencia estadounidense Barack Obama se manifestaron a su favor ayer en Concord, Nueva Hampshire. Hoy se celebrarán las elecciones primarias. (EFE)
Dan encuestas al senador Obama ventaja de 10 puntos sobre Hillary Clinton en las filas demócratas.
Subido a una ola tan grande como las que acomete cuando hace surf en las playas de su querido Hawai, Barack Obama llega a las importantes elecciones primarias de Nueva Hampshire con la etiqueta de favorito y en excelentes condiciones de revalidar su reciente triunfo en Iowa, silenciar a los escépticos y tomar impulso hacia la Casa Blanca.
Más que respaldado por las encuestas, que le dan una media de diez puntos de ventaja sobre Hillary Clinton, Obama llega a Nueva Hampshire aupado por un creciente estado de opinión de que su candidatura ofrece pocas fisuras y reúne casi todos los requisitos para triunfar. Clinton necesita éxitos contundentes y rápidos para frenar esa tendencia, a menos que pudiera hacerlo uno de esos sucesos imprevistos que, a veces, se cruzan en el camino del éxito.
Por ahora no se vislumbra nada así. El crecimiento de Obama, que se explica fundamentalmente por el respaldo de los jóvenes, los nuevos votantes y los electores sin una particular adscripción política, se ve potenciado en Nueva Hampshire por la presencia de un 47% de votantes que no están registrados por ninguno de los dos partidos.
Tan decisivo puede ser ese sector del electorado aquí que el principal contendiente de Obama hoy podría no ser otro demócrata sino el favorito en las filas republicanas, John McCain, un conservador moderado que también tiene un fuerte magnetismo entre los votantes no afiliados. Puesto que los independientes están autorizados por Ley a votar en las primarias, podrían hacerlo hoy a favor de cualquier candidato de cualquier partido.
McCain tiene también una ventaja significativa en las encuestas sobre su principal rival, Mitt Romney, para quien una derrota aquí supondría casi el final de su carrera. El vencedor republicano en Iowa, el pastor protestante Mike Huckabee, está lejos de los puestos de cabeza en Nueva Hampshire, un estado donde la base política religiosa es pequeña. Huckabee se encuentra amenazado incluso por el republicano libertario Ron Paul, que con su programa ultraliberal en todos los sentidos ha conseguido un notable apoyo entre los jóvenes.
Una victoria de McCain colocaría de nuevo a éste en una posición competitiva, pero en absoluto le garantizaría la nominación republicana. Después viene Carolina del Sur, un Estado mucho más conservador y más incómodo para la plataforma centrista del senador de Arizona. Precisamente en Carolina del Sur murieron hace ocho sus aspiraciones presidenciales después de haber derrotado ampliamente a George W. Bush en Nueva Hampshire.
GRAN IMPACTO
Nueva Hampshire tampoco va a ser decisivo para los demócratas, pero un segundo triunfo de Obama tendría un enorme impacto en el resto de la campaña. Las dos grandes ventajas que Clinton tenía sobre Obama al comienzo de las primarias se van esfumando con el paso del tiempo. Por un lado, los electores parecen estar más interesados en el cambio que representa Obama que en la experiencia que garantiza Clinton. Aquí en Nueva Hampshire también, según los sondeos de las televisiones, para más de un 35% de los votantes el principal factor para tomar una decisión es la oferta de cambio. Sólo un 12% tienen en cuenta la experiencia por encima de otra cosa.
Todavía más importante aún que eso es el hecho de que su victoria en Nueva Hampshire convierte al senador por Illinois en un candidato elegible; deja de ser una ilusión para convertirse en una realidad. Según los sondeos, mientras que hace apenas un mes sólo un 9% de los ciudadanos de este Estado consideraba a Obama un posible ganador en las elecciones presidenciales de noviembre -más de un 20% apostaba por Clinton-, ahora el joven político afroamericano supera a la ex primera dama por casi diez puntos en cuanto a elegibilidad.
Llora Hillary al hablar con seguidores
Los ojos de Hillary Rodham Clinton se llenaron de lágrimas y su voz quebró ayer al conversar con seguidores en un restaurante acerca de su campaña presidencial.
La ex primera dama realizaba uno de sus últimos actos de campaña en vísperas de la primaria estatal, en la cual está en desventaja con respecto a su rival Barack Obama, según las encuestas.
Preguntada por una simpatizante cómo hace para seguir adelante en una campaña tan agotadora, respondió, “No es fácil, no es fácil. Y no podría hacerlo si no creyera con pasión que es lo correcto”.
“He tenido muchas oportunidades maravillosas en este país”, afirmó Clinton, con la voz entrecortada. “Esto es algo muy personal para mí, no es algo político ni es únicamente público”, agregó.
“Yo veo las cosas que ocurren y comprendo que hay que revertirlas. Hay personas que piensan que las elecciones son un juego, que se trata de quién está arriba y quién abajo. Pero se trata de nuestro país, del futuro de nuestros hijos. En verdad se trata de todos nosotros”.
La candidata sentenció que “cuando contemplamos la serie de problemas que tenemos y las posibilidades de que estos se salgan de control, esta queda como una de las más importantes elecciones que jamás haya enfrentado Estados Unidos.
“Tan cansada como estoy, y en verdad lo estoy, y tan difícil como es tratar de continuar en las giras con las cosas que trato de hacer, como ejercitarme de vez en cuando y comer bien, lo que resulta difícil cuando la comida más accesible es la pizza, yo creo tanto en nosotros como nación que voy a hacer todo lo que pueda para presentar mi caso y, ustedes lo saben, dejar que los votantes decidan”, dijo.