Los fieles lo identifican como ‘Salvador’ azulcrema; los antiamericanistas le temen por su cualidad de ciclón.
Debido a su fortaleza, las Águilas lograron someter al orgulloso River Plate de Argentina. Bastaron 38 minutos y en calidad de relevo, para aportar un gol y dar el pase para otro.
“Cabañas es un jugador de otro nivel...”, exclamó Rubén Omar Romano, técnico del América, al término del encuentro.
Todavía hoy, el timonel argentino repartió elogios en torno al ídolo paraguayo, suficientes para ganarse a cualquiera.
“Lo dije desde el primer día: es un jugador diferente, que entendió perfectamente que no había que arriesgarlo. Comprendió el momento en que iba a entrar, lo que iba a hacer y su calidad y entrega probaron que es diferente”, pondera el estratega.
Fornido, cual gladiador de lucha libre, Salvador Cabañas luce una inconfundible cola de caballo, labrada a partir de su largo cabello. Dorados y diminutos aretes adheridos a sus lóbulos, combinan con el tono café de los selectos lentes de marca.
El caucho, sin dije que lo acompañe, rodea su cuello y la vestimenta, playera blanca y pantalón de mezclilla, es propicia para presumir el físico.
“La diferencia la hace el grupo —expresa en tono grave, casi imperceptible—. Ayer –el miércoles- se vio, se luchó, se jugó bien y tuvimos errores que nos costaron goles, pero con el sacrificio se sacó adelante el partido y lo importante es que ganamos. Estamos sumando en la Copa Libertadores, que es lo más importante y hay que cerrar bien contra Católica y ¿por qué no? pasar a la siguiente ronda”.
El atlético goleador pregona incluso la línea ascendente a seguir: “Hay que ir paso a paso, tratar de mentalizarnos de que cada juego hay que encararlo como una final y recuperarnos. Eso queremos y podemos conseguir muchas cosas”.
¿Físicamente cómo estás?
—Creo que bien; me faltan algunas cosas, pero hay trabajarlas —contesta reservado.
¿Cuáles?
—Cosas, cosas —responde con un velo de misterio, antes de romper la breve charla.
El doctor Alfonso Díaz esclarece: “Él está bien, tenía fatiga muscular después del partido de liga y se prescribió cuidar la situación, pero está perfecto”.
Aún así, Romano todavía no está seguro de iniciarlo contra Pachuca, el próximo domingo. “No lo sé, mañana (hoy) veremos el equipo”.
¿Te es necesario apoyarte con este tipo de jugadores para levantar al plantel?
—No, acá nos apoyamos en todos. Esto es un equipo. Individualmente no se sale y ayer trabajó como conjunto.
Hasta los jóvenes distinguen la jerarquía de Salvador.
“Con el paso de los torneos se ha ganado un lugar aquí y con la afición. Es un líder que busca contagiarnos, claro que influye”, apunta el central Rodrigo Íñigo.
Pero en el análisis incluye a los demás extranjeros. “Creo que todos suman al parejo, porque ayer no nada más fue Cabañas. Se ha hecho más polémica de lo normal con esto de extranjeros y mexicanos. Es un equipo que busca estar unido y lo mismo son foráneos que nacionales”.
De ahí que el mismísimo Romano reste valor al malestar de Federico Higuaín cuando fue relevado por Cabañas.
¿Qué pasó con Higuaín?
—No, nada. Un berrinche normal de un jugador que no le gusta salir. Es comprensible. Se habló, se platicó con él y no hay ningún problema.
Rubén ya al menos respira y recalca, cigarro en mano, el trabajo de equipo. Salvador, en cambio, asume el liderazgo y peca de humilde servidor.