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Cae construcción

JAQUE MATE

Sergio Sarmiento

“Los trabajadores de la construcción han cargado con lo más pesado de la caída de la economía.”

Alan Ritchie, líder sindical en Gran Bretaña

Hasta hace poco el Paseo de la Reforma en el Centro de la Ciudad de México era espejo de una economía boyante. Decenas de obras, tanto de oficinas como de usos combinados de hoteles y apartamentos, se llevaban a cabo de manera simultánea e intensa a lo largo del segmento de la avenida que se extiende de Chapultepec a la avenida Juárez. Ni siquiera las manifestaciones constantes, que son la plaga de la zona, habían podido detener esta bonanza.

Hoy algunos proyectos se están terminando, como el St. Regis frente a la estatua de la Diana, pero muchos más se están deteniendo o están avanzando a un ritmo muy lento. Este es el caso del hotel Park Hyatt, de la empresa GICSA, en la esquina de Reforma y Niza. Lo mismo sucede con el Ritz Carlton, a unas cuantas calles de distancia. Al lado del nuevo Hotel Marriott —el viejo Aristos, completamente renovado y recientemente reinaugurado— está detenida también una nueva torre llamada Magenta. En la esquina sur del cruce de Reforma e Insurgentes, una de las ubicaciones más visibles de la Ciudad de México, se iniciaron hace apenas unos meses las excavaciones para la cimentación de un edificio de 35 pisos, pero hoy los trabajos se han detenido y la maquinaria ha sido retirada.

Es difícil encontrar una representación más gráfica de la crisis que empezó en el mundo financiero, pero que ha empezado a moverse a la llamada economía real. Hace apenas unos meses la renovación del Paseo de la Reforma era objeto de numerosos artículos en revistas de arquitectura y de negocios que la señalaban como signo de la nueva vitalidad del Centro de la Ciudad de México. Hoy la gran preocupación es cuánto tiempo permanecerán detenidos los enormes proyectos que están a medias. El impacto de la parálisis puede ser enorme, porque se trata de obras de cientos de millones de dólares que cuestan fortunas aun cuando estén detenidas.

La escasez de crédito en el mercado es una de las razones por las que se ha parado la construcción. En el caso del Park Hyatt, la empresa desarrolladora GICSA se vio atrapada por la crisis hipotecaria de Estados Unidos con grandes proyectos de torres de apartamentos en Miami. En obras como la de la esquina de Reforma e Insurgentes, que apenas estaba empezando en estos meses, los constructores han aparentemente decidido esperar por mejores tiempos para hacer la parte sustancial de la inversión. En otros casos la autoridad se ha convertido en el obstáculo: la torre Magenta, que tenía ya un adelanto muy importante, ostentaba hasta hace unos días sellos de clausura del Gobierno del Distrito Federal.

La crisis en la industria de la construcción empezó, de hecho, desde hace algunos meses. La Encuesta Nacional de Empresas Constructoras del INEGI que se dio a conocer el pasado 28 de noviembre mostraba que ya en septiembre de 2008 la actividad económica había sufrido una baja real de 3.3 por ciento frente al mismo mes del año anterior. El número de trabajadores cayó todavía con mayor velocidad, 4.4 por ciento, en el mismo período.

La economía mexicana ha seguido mostrando señales de crecimiento en muchos de sus indicadores. En el tercer trimestre de 2008 el Producto Interno Bruto tuvo una expansión de 1.6 por ciento frente al mismo período de 2007, mientras que la inversión fija bruta subió 7.6 por ciento entre septiembre de 2007 y el mismo mes de 2008. En octubre, mes en que se registró el pánico bursátil, el Índice de Confianza del Consumidor mexicano registró un desplome inusitado de 16 por ciento.

Sin embargo, el número de trabajadores asegurados en el IMSS seguía mostrando un avance en noviembre de 2008, con 298 mil empleos añadidos desde diciembre de 2007.

Hay buenas razones para pensar que la tendencia de descenso que está marcando la industria de la construcción se reflejará en el resto de las actividades de la economía nacional en las próximas semanas o meses. La construcción, por el grado de inversión que requiere y los empleos que genera, es un motor o un lastre muy importante para el resto de la economía. Por eso es tan significativo que proyectos tan visibles como los del Paseo de la Reforma de la Ciudad de México se encuentren atorados.

El Gobierno de la República podría ayudar a remediar el problema si efectivamente logra aumentar la inversión en infraestructura en los primeros meses de 2009. Pero hasta ahora ha sido más fácil prometer inversiones que aterrizarlas. En el actual ambiente de escasez de crédito es difícil impulsar cualquier proyecto.

ÚLTIMO CARTUCHO

La Reserva Federal de los Estados Unidos quemó ayer su aparente último cartucho al bajar el objetivo para las tasas federales de interés de 1 por ciento a un rango de 0 a 0.25 por ciento. Redujo asimismo la tasa de descuento a 0.5 por ciento. Los ajustes son mucho más fuertes de lo que se pensaba. Esta decisión es producto de unas condiciones económicas que se han deteriorado con rapidez. Pero cuidado. Una vez que las tasas llegan a 0, no hay espacio para bajarlas más. El mensaje de la Reserva Federal es que la crisis es tan grave que no tiene caso guardar cartuchos para batallas posteriores. Si tiene que intervenir nuevamente en el mercado, lo tendrá que hacer con armas distintas a las tasas de interés.

www.sergiosarmiento.com

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