“La única forma de hacer digno de confianza a un hombre es tenerle confianza”.
Henry Stimson
La confianza en el primer mandatario ha registrado en las últimas semanas una caída estrepitosa. Apenas el 11 de marzo pasado la encuesta telefónica que lleva a cabo de manera semanal la empresa BGC Ulises Beltrán y Asociados señalaba que el 35 por ciento de la gente tenía “mucha” confianza en el presidente Felipe Calderón. Dos meses después, el 11 de mayo, sólo el 6 por ciento de los entrevistados manifiestan este nivel de confianza. Quienes dicen que le tienen “regular” confianza bajaron de 32 a 22 por ciento. Quienes afirman no tenerle ninguna confianza pasaron del 10 al 35 por ciento.
Se trata de una caída verdaderamente dramática. No recuerdo un desplome tan importante en la confianza en un presidente en funciones desde 1995, el primer año de Gobierno de Ernesto Zedillo, cuando el desplome del peso dio lugar a una crisis económica mayúscula.
Puede haber distintas interpretaciones sobre los factores que han provocado este desplome de la confianza en el presidente de la República. Muchas cosas han ocurrido en los últimos dos meses en nuestro país. No hay hoy, como en 1995, una crisis económica que domine todos los demás temas. La iniciativa de reforma energética ha dividido las opiniones por lo que no parece ser responsable de la caída. Por otra parte, se ha registrado un descenso en la confianza en todas las instituciones del Estado, lo cual revela un mayor pesimismo de los mexicanos en general, pero ninguna ha bajado tanto como la Presidencia de la República.
Una indicación de lo que ha ocurrido puede encontrarse en los descensos de confianza en las instituciones de seguridad y procuración de justicia. El número de entrevistados que expresan mucha confianza en la Procuraduría General de la República (PGR) pasó de 18 a 10 por ciento entre el 11 de marzo y el 11 de mayo. La Policía Judicial registra un nivel mínimo de 7 por ciento. Parecería así que el tema que ha generado el deterioro es la inseguridad. Solamente los sindicatos, los diputados y los senadores, con 5 por ciento de confianza, y los partidos políticos, con 3 por ciento, tienen cifras menores a la Policía Judicial, y esto a pesar de las insistentes campañas de publicidad de los legisladores en los medios de comunicación en que nos dicen que gracias a la Cámara de Diputados y al Senado al país le está yendo mejor.
Lo interesante es que el Ejército, que se ha convertido en uno de los protagonistas más importantes en la lucha contra la delincuencia organizada, no ha sufrido un deterioro en la confianza de los mexicanos. El 48 por ciento de los entrevistados sigue diciendo que le tienen mucha confianza. Poco daño le han hecho al Ejército las acusaciones de violaciones a los derechos humanos o los cuestionamientos a la constitucionalidad de su cada vez más relevante papel como Policía antinarco.
A lo largo de este 2008 se han registrado entre dos mil y tres mil ejecuciones en distintos lugares de la República. Son realmente contados los casos resueltos en que se ha consignado a presuntos responsables. Tan sólo este domingo pasado hubo 34 ejecuciones. Dos cuerpos más fueron encontrados en Ecatepec y en el Distrito Federal la mañana de este lunes, mientras yo redactaba esta columna. Hay guerras que no tienen tantos muertos. Esta violencia parece estar influyendo sobre el ánimo nacional.
El presidente Calderón tomó desde el principio la decisión de hacer de la lucha contra el narco el tema fundamental de su Gobierno. Quizá no tenía más opción: la oleada de violencia que ha cubierto a nuestro país ya había empezado. Sin embargo, a pesar de que las autoridades han logrado triunfos muy importantes, como la confiscación del dinero de Zhenli Ye Gon, o el decomiso de 23 toneladas de cocaína en el puerto de Manzanillo, la violencia relacionada con el narco ha aumentado.
Hasta hace poco tiempo la confianza en el presidente no se veía afectada por esta situación. Desde hace varios años, el número de personas que afirmaba que le tenía mucha confianza al presidente -tanto Vicente Fox como Calderón- ha fluctuado entre 27 y 38 por ciento en la encuesta de Ulises Beltrán. La caída a 6 por ciento del 11 de mayo es, pues, un rompimiento brutal de esta tendencia.
Quizá yo me equivoque en mi interpretación de que ha sido la violencia criminal la que ha provocado el desplome en la confianza en el presidente. Pero ciertamente esta encuesta debería hacer que se enciendan los “focos rojos” en Los Pinos. La confianza, después de todo, es algo que cuesta mucho construir y que se pierde con facilidad.
PLANTÓN EN OAXACA
Nuevamente, como ha ocurrido en los últimos 29 años, los maestros de la sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y los activistas de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca han establecido un plantón en el centro de Oaxaca. Este plantón abarcaba ayer por la mañana cuatro manzanas del centro histórico de la ciudad. Como siempre, los jardines han sido convertidos en sanitarios. Los líderes del movimiento han dicho que el plantón se mantendrá durante 21 días. Los negocios y los empleos del centro histórico, que apenas habían empezado a recuperarse del prolongado bloqueo de 2006, registrarán sin duda un nuevo deterioro. Mientras tanto, los alumnos oaxaqueños seguirán registrando uno de los peores desempeños educativos del país.