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Calderón sigue los pasos de Fox

Jesús Cantú

Tal parece que la salida de Juan Camilo Mouriño de la Oficina de la Presidencia marca un antes y un después en la actuación del presidente Felipe Calderón, pues más allá de las dificultades que tuvo que enfrentar a partir de su designación en la Secretaría de Gobernación, también se resiente un impacto en el mismo comportamiento presidencial, que en los últimos meses parece repetir los errores del ex presidente Vicente Fox.

Primero fueron las declaraciones estridentes en sus viajes al extranjero y, ahora, la lógica de apostarle a la división priista para sacar adelante la reforma energética; dos de los mayores errores de la Administración foxista. El primero tiene un gran costo de oportunidad y, desde luego, un desgaste político; el segundo, puede significar el fin de las reformas legislativas del actual sexenio.

En el sexenio pasado cada viaje presidencial al extranjero era esperado por los medios masivos de comunicación, porque invariablemente tendrían material para varias semanas y, en ocasiones, meses. Se hizo costumbre que en sus salidas al extranjero hiciera declaraciones que lo colocarían en el centro de la atención y provocaría la reacción contraria de propios y extraños, cometería dislates históricos como el de José Luis Borgues o la pareja presidencial se encargaría de dar la nota, como aquel famoso beso con El Vaticano de fondo.

También desde el extranjero decidió defender su derecho a hacer proselitismo a favor del PAN durante las elecciones presidenciales de 2006.

En cuanto al segundo tema durante el sexenio foxista fue evidente que él y los funcionarios de su Gobierno no apostaron al trato institucional con la dirigencia del Partido Revolucionario Institucional, sino a lograr colocar en la dirigencia al grupo con el que ellos tenían mejor comunicación, concretamente le apostaron a Elba Esther Gordillo.

Eso que fue perceptible desde el inicio del pasado sexenio, lo confirman con todas sus letras dos de los colaboradores más cercanos de Fox, Jorge Castañeda y Rubén Aguilar, en el libro La Diferencia, donde relatan la intervención del mismo ex presidente para impulsar a la fórmula Roberto Madrazo-Elba Esther Gordillo en contra de la de Beatriz Paredes-Javier Guerrero. El error fue evidente, pues más allá de que culpan del rechazo al segundo intento de reforma fiscal, a la traición de Madrazo, lo cierto es que a partir de ese momento se cerraron las posibilidades de negociación con el tricolor.

Las consecuencias de ambas acciones son claras, evidentes y negativas, por eso llama la atención que el presidente Calderón incurra en dichas prácticas. En cuanto a las declaraciones, primero fue el 22 de abril pasado desde Nuevo Orleans, cuando en una conferencia de prensa conjunta con el presidente norteamericano, George W. Bush y el primer ministro de Canadá, Stephen Harper, calificó de ridículo al PRD por haber ocupado las tribunas del Congreso y señaló que únicamente lograba empobrecer su imagen.

Pero aunque esa declaración generó reacciones negativas en los medios nacionales, Calderón volvió a incurrir en la misma práctica la semana pasada, pero ahora desde España. Primero el 13 de junio criticó los términos del debate petrolero que se da en el Senado de la República; lo cual obviamente, generó las inmediatas respuestas de los coordinadores de los grupos parlamentarios del Senado, incluyendo las del recién destituido Santiago Creel, por lo que se vio obligado a aclarar, al día siguiente, que no era un reproche sino un reconocimiento al Congreso.

Y el domingo 15, volvió a arremeter contra el PRD, ahora en una entrevista con el diario español El País, cuando respondió a la pregunta ¿Cómo ve las elecciones legislativas del año que viene? “Competidas. Los resultados hablan de las estrategias, ¿no? El PRD se ha desplomado en las preferencias electorales en todo el país”.

Pero todavía más sorprendentes son las revelaciones del nuevo líder de los senadores blanquiazules, Gustavo Madero, quien en entrevista con el Grupo Reforma, indica que como únicamente requieren 11 por ciento más de votos para aprobar la reforma petrolera, sí contemplan en sus escenarios un PRI dividido.

Señala textualmente: “La política es el arte de lo posible. Estamos aprovechando al máximo el espacio que se nos da, por el acotamiento de no contar con una mayoría, para construir consensos en esa dirección… Nosotros sólo necesitamos 11 por ciento más de votos, y los queremos trabajar y construir, y tenemos que buscar alianzas, porque si no no se pueden procesar estos resultados y se quedan como ideas en el cajón”.

La apuesta es arriesgada y más cuando se juega abiertamente, es decir, cuando con toda anticipación y candidez se plantea que se promoverá la división de uno de los grupos parlamentarios, y precisamente el grupo en el que se habían apoyado hasta hoy para sacar adelante reformas controvertidas (la nueva Ley del ISSSTE y la reforma fiscal, entre otras). El gran riesgo es obtener, en el mejor de los casos, una victoria pírrica, es decir, sacar adelante la reforma petrolera, pero cerrar las puertas para futuras reformas; pero también puede quedarse sin reforma alguna.

Llama la atención que un político avezado y experimentado, como Calderón, repita los errores (al menos camina sobre sus mismos pasos) de un empresario metido a la política, como Fox, que además no logró los mejores resultados, como es obvio para todos.

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