Allá por los años ochenta, en La Laguna se anunciaba la intención de que se construiría una central termoeléctrica, en Villa Juárez –hoy Ciudad Juárez, Durango- justo en el área conocida como La Burbuja, que dicen los especialistas, es el agua de mejor calidad de toda la Comarca, ya que se da por la recarga natural de los mantos freáticos del área, que sucede por la cercanía del lecho del río Nazas, cerca del parque Raymundo.
En aquel entonces, se hicieron esfuerzos por un grupo de ciudadanos que trataron de lograr una concientización de la población en general sobre el significado ecológico que representaría la instalación de una generadora eléctrica en la que el agua de extracción era uno de sus principales insumos.
Los esfuerzos entonces resultaron insuficientes a la postre y la Termo se instaló en Villa Juárez, y a mamar agua se ha dicho. Posteriormente una plaga de muérdago arrasó con la flora a las riberas del padre Nazas, que es el principal atractivo del Parque Nacional Raymundo; con los años, lo que fuera un bello oasis del paisaje lagunero, se convirtió en un desolado tajo donde termina el río como tal, para ser encanalado en la represa de San Fernando.
Esta historia viene a cuento justo ahora que ha resurgido con fuerza el tema del arsénico en el agua que llega a los ciudadanos. Años han pasado ya desde que se lanzó la advertencia de la presencia de la sal que en cantidades altas resulta venenosa. Apenas unos días atrás, las autoridades de Torreón informaron que trece de los setenta pozos que abastecen el Sistema de Agua Potable de la ciudad superan los niveles que marca la Norma como aceptables para el consumo humano.
Las cosas en Gómez Palacio y Lerdo no son diferentes: para el ambientalista Francisco Valdés Perezgazga, al menos 12 de los 30 pozos de la red de agua potable –el 40 por ciento- exceden los límites de la Norma Oficial Mexicana que establece un máximo de .025 miligramos de arsénico por litro de agua, para ser apta para el consumo humano. Para el 2006 se señalan cinco pozos con niveles entre .025 mg/l y .028.
Entre 2002 y 2005, otros siete pozos habían registrado niveles superiores a la Norma, incluido uno que marcaba .036mg/l. Esos pozos no aparecen rebasando la Norma en 2006. De la situación en Lerdo se dice que el 16 por ciento se encuentra en niveles preocupantes, sin embargo, en lo que respecta a los pozos del área rural ni siquiera existe registro alguno.
El asunto no es de simple solución, aunque súbitamente apareciera una real voluntad política para hacer frente a este problema, componer las cosas en este sentido es materialmente imposible en cuestión de días, se requiere el ejercicio de acciones y aplicación de políticas de mediano y largo plazo para que se pudiese lograr un cierto equilibrio ecológico para que el agua que circula por las tuberías, contenga las sales admisibles, para ello se requiere detener la explotación exacerbada del subsuelo lagunero, misma que en su mayoría la realizan los productores de leche, que tanto impulso le han dado al desarrollo económico de la región.
De no hacerse nada –como casi siempre, auque el plomo en el aire se dice está controlado- aparecerán paulatinamente personas con enfermedades relacionadas con la ingesta de peligroso arsénico. De ocurrir ese supuesto, los males serán primero para las personas de menos recursos, el daño aparecerá justo como el experimento de la rana que es colocada en una olla de agua que se empieza a calentar lentamente, donde el incremento de la temperatura es tan suave que la rana no se da cuenta hasta que queda cocida por el calor. Así pasará cuando conciudadanos empiecen a envenenarse hasta el punto de muerte sin que nadie note el origen, que lentamente fue propiciado.
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