Cambio de actas de nacimiento, un calvario para los transexuales

Entablar un juicio en contra del Registro Civil es la única forma para que las personas

transexuales obtengan el cambio legal de nombre y sexo.

Gloria saca de su bolso de mano oscuro un pastillero negro con flores rosadas, lo coloca sobre una servilleta. Los filos dorados del estuche reflejan las lámparas del restaurante, dándole un toque de coquetería. Toma unas pastillas, un pequeño precio a perpetuidad para mantener a Gloria en la atractiva rubia que es hoy: son sus hormonas antiandrógenas que le permiten mantener su imagen de mujer.

Está por cumplir seis años con su nueva identidad, de los 40 que tiene. En ese lapso ha pasado de todo, desde haber sufrido la culpabilidad por parte de sus padres y un sacerdote por la muerte de su abuelo, quizá el único familiar que no la despreció por su preferencia sexual, hasta tener que identificarse con su cartilla militar, ya en su condición femenina.

“A los 18 años te crees todo. El sacerdote me dijo que por mi culpa Dios se había vengado con mi abuelo y por eso había muerto. Entré a una etapa de hipermasculinización, practiqué boxeo, salí con mujeres, me casé, pero duré dos años”. Hasta 2002 decidió pasar de Bill a Gloria Davenport y conoció la marginación absoluta: “Me corrieron de mi trabajo, no pude pagar las cuentas, hice y vendí de todo, incluso trabajo sexual. Una amiga me dijo de una casa abandonada y ahí viví hasta 2006, no tenía agua, luz, ningún servicio. La única compañía eran mis gatos”.

Hace dos años, Gloria comenzó a trabajar en el Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH/Sida (Censida), convirtiéndose en la primera persona transexual en trabajar en una entidad de Gobierno.

Ser o no ser

De 2000 a la fecha, la Dirección General Registro Civil (DGRG) del Distrito Federal ha rectificado seis actas de nacimiento por sexo y nombre; en todos los casos se ha tratado de hombre a mujer. Asimismo, rechazó hacer los cambios en un caso y en otro más se arrepintió antes de concluir el trámite legal y de que el juez emitiera sentencia.

Entablar un juicio en contra del Registro Civil es la única forma para que las personas obtengan el cambio legal de nombre y sexo, pese a su alto costo, de 50 mil a 80 mil pesos.

El litigio dura de dos a tres años, ya que difícilmente se aprueba en la primera instancia, en la segunda se concede, pero generalmente la DGRC se ampara para no modificar el acta, y eso ya alguna vez le mereció una sanción por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por entorpecer la impartición de justicia, relata el abogado especialista en materia jurídica para el reconocimiento de cambio de sexo, Víctor Hugo Flores Ramírez.

Los gastos

Los principales gastos son para estudios periciales; en promedio, cada uno cuesta 10 mil pesos y son de psicología, psiquiatría, sexología, genética y endocrinología. Además de los honorarios del abogado y los gastos del juicio.

Según el jurista, los motivos para negar las rectificaciones son “una gran resistencia del Registro Civil, argumentando que es una cuestión contra natura, contra derecho, contra la moral, que es un capricho de la persona, que a la persona no le asiste ninguna razón para el cambio de sexo”, aunque es difícil que ante un amparo sigan negando la rectificación del acta de nacimiento. Para facilitar el trámite y abrir la puerta a que los hospitales públicos del DF realicen de forma gratuita la reasignación física de sexo, el asambleísta Jorge Díaz Cuervo, del Partido Alternativa Socialdemócrata (PAS), propuso reformar el Código Civil y la Ley de Salud. Así, dijo, se daría certidumbre jurídica a los transexuales para rectificar nombre y sexo en su acta de nacimiento en forma sencilla y expedita.

Asimismo, se haría la reasignación médica y sicológica de sexo. La reforma tendría el aval de algunos legisladores del PRD, pero el jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard, ha dicho que hay otras prioridades. Díaz Cuervo recuerda el caso de Guillermo, antes Lorena: “Cada vez que el hombre iba a pagar algo con su tarjeta de crédito llamaban al gerente porque la señorita que le atendía veía el nombre de mujer en el plástico y a un hombre frente a ella”.

Reformas plantean tres años de terapia

Juan Luis Álvarez-Gayou Jurgenson, director general del Instituto Mexicano de Sexología (Imesex), explicó que con las reformas se plantea que la persona que quiera cambiar de sexo debe aprobar el protocolo establecido por la Asociación Mundial Profesional para la Salud Transgénero, que consiste en dos años de terapia, dentro de los cuales, a consideración del psicólogo, se puede comenzar el cambio por la vía hormonal.

En el tercer año, el sujeto deberá presentar “la prueba de vida”, que consiste en vivir 24 horas del día, todos los días en el rol del género que desee asumir.

Estos tres años previos a cualquier intervención quirúrgica pretenden evitar cualquier arrepentimiento o shock emocional. Una vez cursado estos tres años de manera satisfactoria, el sujeto podrá solicitar la reasignación quirúrgica de sexo: “Cuando se sigue este protocolo y cuando los cirujanos hacen bien esta cirugía, no hay arrepentimiento. Los arrepentimientos que hemos visto son de cirugías mal hechas. No se arrepienten de haberse operado, sino de que no los operaron bien”, advierte.

Agrega que habrá casos en los que la prueba de vida ya esté dada de antemano, pues hay, tanto hombres y mujeres, que ya viven plenamente el rol sexual que solicitan. “También existirán los casos fast track, porque cuando llegue gente con la prueba de vida ya pasada, ya pasó todo, ya se echó la bronca con la familia, con el trabajo, con todo. Sería ocioso estarle pidiendo a una persona que cumpla con un protocolo, sólo porque ese protocolo existe”, aunque estima Gayou Jurgenson que este tipo de casos no excedería los 30 ó 40 en el primer año, de aprobarse la reforma a la Ley de salud.

Mujer en cuerpo de hombre

Hace unas semanas, Manuel recibió la sentencia sobre el juicio que interpuso ante el Registro Civil del Distrito Federal para hacer efectivo su cambio de nombre y sexo. La noticia no fue tan alentadora, porque sólo consiguió, como él mismo dice, 50% de avance, ya que se le autorizó el cambio de nombre de mujer a hombre, pero no el de sexo.

Con esta resolución podrá solicitar la actualización de todos sus documentos, que se encontraban con el nombre de Mónica. A la vista, Manuel es un varón con barba, manos anchas y pelo corto; no se encuentra en él seña femenina alguna y aunque ya le fue autorizado un nombre masculino, legalmente seguirá siendo una mujer. En consecuencia, no podrá casarse con una mujer, ni tener seguridad social de su pareja, como planeaba.

Y aunque podría recurrir a las sociedades de convivencia, no es algo que esté entre sus planes: “No es equiparable al matrimonio”, relató.

En su credencial de elector y su CURP se mantendrá la inicial M, de mujer, hasta que pueda acreditar su masculinidad.

Temeroso de que el Registro Civil pudiera apelar la resolución, decidió dejar que cause ejecutoria la sentencia e iniciar —en unas semanas— un nuevo juicio para que, además de adjudicarle un nombre masculino, se acepte su cambio de sexo.

Por ahora, ha pensado en tramitar su título y cédula profesional para poder ejercer como licenciado en Derecho. Antes de terminar sus estudios, Manuel se sometió a cirugías y tratamientos hormonales que cambiaron su apariencia femenina por masculina. Al egresar de la carrera, su fisonomía varonil no coincidía con su nombre femenino y eso le impidió obtener sus comprobantes de estudio.

Ahora, este joven de 30 años sabe que tendrá que volver a enfrentar un largo proceso legal para conseguir los papeles con los que podrá buscar un empleo formal y dejar de ser sólo ayudante de abogado.