Uno de los deportes favoritos de los mexicanos es hacer quinielas sobre quién se va a ir de tal o cual Secretaría y sobre quién va a llegar. Los cambios en el gabinete han sido, en muchos sexenios la comidilla de todos los interesados en la política y, en las épocas oscuras del autoritarismo mexicano, cuando las mayores noticias eran las declaraciones del presidente en turno, éstos eran noticias reales que le daban carnita a los medios de comunicación y a los columnistas políticos. La costumbre de especular sobre los cambios en el equipo presidencial, que abría el espacio a las ocurrencias más inversosímiles, dejó de practicarse en el gobierno de Fox, pues en un ataque de confianza ciega en su equipo, declaró desde el principio de su gobierno que no habría cambios en su gabinete. Sobra decir que esta declaración, que equivaldría a que un profesor declarara al principio de su curso que todos los alumnos estaban aprobados, abrió la puerta al gabinete más ineficiente que hemos visto en la historia de México. Sin embargo, a pesar de las encomiables intenciones de Fox, se dieron varios cambios en su equipo o porque los secretarios se fueron o porque los corrieron. Desde luego, si el criterio de eficiencia se hubiera aplicado con más rigor, es muy probable que Fox hubiera hecho más cambios desde el primer año.
A diferencia de Fox, el Presidente Calderón ha entendido muy bien que estar en el gabinete presidencial no es un derecho sindical y no ha prometido a nadie quedarse en el cargo sólo por su bonita cara. Y de hecho, a un año de iniciado el gobierno, ya se cruzan apuestas sobre quienes serán los primeros reemplazados en la alineación presidencial. Ciertamente, ya se dio el primer relevo en el gabinete, el del secretario de la Función Pública, Germán Martínez, aunque no por razones de falta de eficiencia sino porque éste fue enviado a una misión más importante para el gobierno de Calderón: dirigir al PAN. Ahora bien, lo cierto es que las especulaciones sobre quién debiera irse a su casa abarcan prácticamente a todo el equipo de Calderón. Quizás con la excepción de las Secretarías tradicionalmente más estables, Hacienda, Defensa y Marina, todas las demás han estado ya mencionadas de una forma u otra y por una u otra razón, entre los posibles cambios. Sin embargo, es evidente que un reemplazo total del gabinete es muy difícil. Además, es probable que algunas de las menciones de posibles cambios reflejen más bien un interés político en desgastar a tal o cual Secretario que una realidad. Adicionalmente, va a ser muy difícil encontrar reemplazos para todos los puestos con personas capaces y que, además, tengan lealtad al Presidente. De hecho, si Calderón buscara entre las filas panistas a nuevos miembros de su gabinete, seguramente se va a encontrar con una caballada flaca. Y no porque falten voluntarios, sino simple y sencillamente porque no hay entre las filas blanquiazules suficientes prospectos con experiencia acumulada para todos los cargos. La mayoría de los panistas no han estado nunca en un gabinete presidencial y sólo hasta hace unos pocos años han empezado a tener puestos en el gobierno federal. Esa es la realidad producto de un partido hegemónico que acaparó el poder durante 71 años. ¿Ello significa que Calderón tendrá que seguirse hasta el final de su gobierno con los mismos secretarios? No, pero sí significa que no es tan sencillo hacer cambios.
Desde esta perspectiva, ¿es realista esperar cambios en el gabinete para el 2008? Desde luego e incluso es probable que se de más de uno. Es factible también que se den movimientos dentro del mismo gabinete, como solía ocurrir en los tiempos del priísmo. Sin embargo, también es posible esperar que, si Calderón tiene interés en empujar a alguien para competir por la candidatura panista a la presidencia en el 2012, y no hay razón para pensar lo contrario, no va a enseñar todas sus cartas todavía. Más aún, es probable que no cancele las expectativas de varios panistas que seguramente van a competir por la candidatura a la presidencia pero que obviamente no son sus “gallos”. Ello augura ajustes limitados en el equipo de Calderón que van a hacer difícil todavía predecir quién será el abanderado blanquiazul para el 2012. Desde luego, las especulaciones no van a faltar, pero todavía van a pasar muchas cosas antes de que se despeje el panorama político. Esto apenas comienza. Por cierto, ¿ya tiene usted su lista de los que se van?
jorge.chabat@cide.edu
Analista político e investigador del CIDE.
