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Cambios sociales promovidos por la comunicación

Juan De La Borbolla R.

El correcto ejercicio de la libertad humana hace que la persona no esté irremisiblemente determinada en sus conductas; pero qué duda cabe que en el desarrollo de cualquier personalidad, existen determinados factores que influyen decisivamente en muchos de sus comportamientos,

Podemos hablar entonces si no de determinismos fatalistas que coaccionan la libertad y que conducirían inexorablemente al individuo hacia conductas y formas de ser planteadas por otros, sí de influencias importantes en el desarrollo de su personalidad, de su manera de concebir la vida, en sus valores y en sus virtudes: influencias en las cuales la acción contemporánea de los medios de comunicación social resulta por demás interesante.

Los modernos medios de comunicación social: computadora con sus respectivos: Internet, chats, “my space”, “face book”, “hi five”, etc. La televisión: las telenovelas, los anuncios comerciales; las decenas de opciones que proporciona el sistema de cable, canales juveniles tipo MTV y similares; los reproductores de Ipod, CD o de DVD, el cine, la radio, las publicaciones juveniles especializadas en modas, chismes de artistas o deportistas: otros géneros revisteriles en otros países conocidos como prensa del corazón, diarios, reclaman en muchos contemporáneos nuestros, sobre todo los más jóvenes, el doble del tiempo del que están frente a sus profesores y a la vez la relación entre la acción de los agentes instruccionales en la escuela y la de sus padres, es en muchas ocasiones también del doble y no necesariamente en esa misma proporción de calidad.

Hay familias en las que ambos cónyuges trabajan fuera de casa, saliendo muy de mañana y regresando tarde, cansados y sin ganas de entrar en una auténtica convivencia familiar, por lo que todos los componentes se plantan frente a algunos de los múltiples medios comunicacionales, pero paradójicamente sin que exista entre las personas comunicación alguna.

Y eso en el caso de las familias funcionales; qué no decir en aquellos casos en los que la infidelidad, el divorcio o incluso la no constitución formal del matrimonio y la familia, dificultan aún más esa comunicación que debiera ser la formativa, la educativa de esas personas cuya fundamental formación personal para la relación social la llevarán a cabo los modernos medios de comunicación social.

Por ello constatamos cómo en estos momentos la influencia de los Medios para la transformación de muchos de los patrones de vida está siendo tan apabullante y con peligro de incidir en una influencia tan decisiva que casi linde con la determinación de muchas conductas, formas de ser y formas de concebir la realidad.

Los Medios en muy poco tiempo han transformado por ejemplo esa mentalidad mexicana abierta a la vida en una mentalidad que empieza a ver con recelo esa maravillosa posibilidad vital cayendo en actitudes cercanas a la anticultura de la muerte que se ha apoderado de esos países envejecidos del Centro y Norte de Europa y Norteamérica, donde la contracepción, el aborto, y la eutanasia ya son asumidos como algo normal y hasta bueno, en tanto que la apertura a la vida es tomada como irresponsabilidad.

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