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Campea la corrupción en EU

ACTITUDES

José Santiago Healy

Un nuevo escándalo nacional se desató en Estados Unidos con el arresto del gobernador de Illionois, Rod Blagojevich, lo que viene a complicar todavía más el incierto panorama político y económico de dicho país.

Blagojevich fue acusado por intentar vender el puesto de senador por Illinois que dejó vacante el presidente electo Barack Obama, amén de otras triquiñuelas propias de un político gangsteril.

No por nada este caso que sacudió esta semana a la Unión Americana hizo recordar al legendario capo Al Capone, quien hiciera famosa a la ciudad de Chicago que ahora cuenta con dos gobernadores procesados por la ley.

Blagojevich salió libre bajo fianza y se espera que renuncie en los próximos días al cargo para prepararse ante un eventual juicio en una Corte Federal. El gobernador anterior de Illinois, George Ryan, purga una condena de seis años de prisión por diversos delitos de corrupción perpetrados cuando fue secretario y mandatario estatal.

Aunque indirectamente, este escándalo afecta a Obama por ocurrir en su estado de residencia y porque Blagojevich es un político demócrata que si bien no era de su equipo cercano, sí mantenía contacto frecuente con el ahora presidente electo.

El gobernante de Illinois llegó al extremo de querer negociar la salida de editorialistas críticos del Chicago Tribune a cambio de gestionar ayuda para su quiebra financiera. También pretendía colocar a su esposa Patricia en consejos corporativos en donde recibiría honorarios de 150 mil dólares anuales.

A diferencia de México en donde los gobernadores son prácticamente virreyes y rara vez enfrentan cargos legales, en este caso bastaron seis meses para reunir las evidencias de culpabilidad del político y ser arrestado por la autoridad federal en cuestión de minutos.

Además de la terrible crisis financiera que enfrenta Estados Unidos, han surgido paralelamente casos de corrupción, manejo de influencias y prácticas no éticas tanto en las esferas públicas como en las privadas.

Esta semana salió a flote la noticia del ex director general de Merrill Lynch, John Thain, quien solicitó un bono de diez millones de dólares a Bank of America, nuevo propietario de dicha financiera, porque supuestamente cumplió con las metas propuestas en 2008.

La opinión pública se le vino encima al ejecutivo de marras para recordarle que durante su gestión Merrill Lynch perdió miles de millones de dólares, dejó en la calle a varios cientos de ejecutivos y terminó vendiendo la empresa a un valor ínfimo.

Todo lo anterior hace recordar los escándalos financieros y éticos de principios de esta década cuando empresas como Enron y WorldCom terminaron quebradas por fraudes y manejos nada éticos de sus altos ejecutivos en complicidad con despachos contables. Es muy probable que la historia del gobernador de Chicago se repita pronto en otros niveles de la política y los negocios norteamericanos. La corrupción es un mal endémico que no escapa a ningún país y menos a Estados Unidos. Y cuando la crisis estalla es el momento de ajustar cuentas y buscar culpables.

Hay infinidad de asuntos en esta debacle financiera que están pendientes de investigarse.

Por un lado los manejos turbios en infinidad de empresas y financieras relacionados con el mundo de los bienes raíces.

Por otro lado los graves delitos de omisión que cometieron en la Administración Bush al permitir tanto libertinaje y excesos en los mercados financieros. Hay grandes sospechas además de que de favoritismos y tráfico de influencias al la hora de decidir qué compañías serían rescatadas con recursos fiscales y cuáles irse a la quiebra.

No cabe duda que vendrán tiempos más difíciles para los hombres del poder. Envía tus comentarios a josahealy@hotmail.com

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