Campesinos no podrán solos con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, necesitan organizarse, afirma la Iglesia.
La formación de cooperativas es la única solución para salir adelante, afirma la Iglesia Católica
El Siglo de Durango
Los campesinos solos no la van a hacer ante el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), para eso necesitan conformar cooperativas, tanto de consumo, de producción y de ahorro, afirmó el presbítero Jorge Blanco Rodríguez, de la Comisión Diocesana de Pastoral Social de la Arquidiócesis de Durango.
LA REALIDAD
“La Iglesia Católica tiene que hablar con frialdad y con la verdad. Los campesinos no son tontos, ellos saben la realidad y saben que no pueden competir con Estados Unidos con productos deficientes, en donde a veces se obtienen hasta 300 kilos de maíz o 600 de frijol por hectárea, cuando allá se producen toneladas y toneladas”, indicó Jorge Blanco.
Para tal efecto los campesinos duranguenses deben ser conscientes de lo que pueden ofrecer y hasta dónde pueden luchar, pero dijo que hay que aceptar la realidad de que los productores rurales no pueden solos, sino que tienen que organizarse en cooperativas de producción para poder enfrentar los retos del TLCAN.
En este sentido dijo que no es lo mismo que un agricultor tenga ocho o diez hectáreas, a que una cooperativa tenga dos o tres mil, con lo que ya pueden hacer frente a las exigencias de un mercado, pero aun así también deben organizarse en otras líneas.
FORMA DE TRABAJAR
Varias ideas salen de una cooperativa, por ejemplo en la adquisición de un tractor, también en la producción de pastizales o para el ganado estabulado.
También pueden producirse otra clase de productos agrícolas, según se podría realizar en una cooperativa de producción, en una de consumo se puede trabajar para comprar los insumos que se utilizan para la siembra, y en una de ahorro para que todos ellos puedan ahorrar y de este modo no se afrontan los problemas solos, sino en conjunto.
Otras propuestas
El presbítero Jorge Blanco Rodríguez, de la Comisión Diocesana de Pastoral Social de la Arquidiócesis de Durango, también habló sobre otras alternativas. Por ejemplo ellos junto con algunos campesinos fundaron la Promotora Agropecuaria San Isidro, que es una asociación civil, a través de la que desarrollan proyectos. “Presentamos proyectos en ventanilla, realizamos gestiones y nos metemos a programas, que es lo que necesita el productor rural”, explicó.
También están siendo apoyados por el organismo internacional Mosanto, del que pueden recibir apoyos. “Por ejemplo si recibimos 30 mil dólares, éstos se pueden transformar hasta en 200 mil con la ayuda y aportación del Gobierno Federal, del Gobierno del Estado y de los municipios”, indicó, pero reiteró que para tal efecto se requiere trabajar en conjunto.
