Cancha Central
En la cancha central de Wimbledon, Venus Williams nos ha regalado por quinta ocasión su brillante sonrisa por haber levantado el mismo número de veces el trofeo de los campeonatos.
Sin haber conquistado ningún título en lo que va de la temporada 2008, a la mayor de las hermanas Williams algo le sucede cada vez que pisa el césped del All England Club; podemos hacer caso omiso de su historial, ya que en el momento en el que siente el pasto de Wimbledon bajo sus pies se sube al transporte de la competitividad y nadie la hace descender.
Venus se adjudica este título sin rendir un solo set a lo largo de las dos semanas del torneo y se une a un grupo de nueve jugadoras que han logrado obtener cinco coronas en el tercer Grand Slam del año.
Venus venció en la final a su hermana Serena desarrollando un tenis que tenía razón de ser, es decir, un plan de juego pensado en evitar el desperdicio, en el cual sus golpes tenían la intención de provocar daño a su oponente en todo momento.
Esto se vio reflejado en los muchos puntos para quiebre que tuvo la menor de las Williams y que no pudo capitalizar debido a la toma adecuada de decisiones realizada por la vencedora.
Ahora las hermanas han acumulado conjuntamente quince títulos de Grand Slam en lo que va de su carrera, siendo el mejor Slam para Serena el Abierto Australiano, con tres, y para Venus, por supuesto, Wimbledon, con cinco. Esta final es un claro reflejo de lo que las hermanas Williams han aportado al circuito profesional de tenis femenil desde su primera aparición: poder y velocidad.