Una vez puesta la renuncia en el escritorio de Emilio Azcárraga Jean, dueño de las Águilas, Guillermo Cañedo tiene claro que con él, tendrán que partir aquellos jugadores que sobre la cancha nunca entendieron “el peso de la playera del América”.
Aunque desde este lunes, varios de esos jugadores ya están señalados con sanciones, que aunque Cañedo dijo “se quedan en casa”, seguramente van contra el bolsillo de los que han quedado a deber en la cancha.
Con todavía el título de presidente a cuestas, Cañedo se situó en el centro de la cancha de entrenamiento uno en Coapa, rodeado por el plantel. El tono de la plática no era el de una invitación. Ya no hay lugar para esas cosas. La exigencia es responder sí o sí, para rescatar la dignidad.
“Esto que está sucediendo nos avergüenza a nosotros y a todos los que estamos aquí y entendemos que la institución está por encima de cualquier persona”.
De ahí que la evaluación al final de la campaña será intensa. Tanto para los jugadores extranjeros, como para los mexicanos, ninguno se salva.
“No sólo se evaluará el trabajo de los extranjeros, también se hará de los mexicanos”.
Y es que el directivo reconoció que, “hay jugadores que han entendido sobradamente las exigencias de jugar aquí, hay otros que no, llegará el momento en que esos elementos sean separados de la institución porque aquí no cabe gente que no entiende lo que se necesita para cargar esta camiseta”.
Y ante las limitadas opciones del club para dar aún motivos a su afición para sentirse orgullosos, Cañedo desde ahora aseguró que lo único que puede prometerle es que en el Clásico contra Chivas, los jugadores americanistas “van a sudar sangre para hacer un buen partido”, un paño demasiado pequeño parece para el tamaño de la institución que tenía a su cargo.