Hace ya sesenta y tres años que el Gobierno de la República instituyó el Premio Nacional de Ciencias y Artes, con el que se reconocen los méritos de mexicanos de excepción. Paulatinamente, las entidades de la Federación han venido reproduciendo esa saludable práctica de premiar el talento y la disposición para el servicio de sus valores locales. Anteayer, al mismo tiempo que se anunciaba el elenco de quienes recibirán el Premio Nacional 2008, fueron entregadas las medallas al Mérito en Artes y en Ciencias en sesión solemne de la Asamblea legislativa del Distrito Federal, que ayer en ceremonia semejante hizo lo propio con la medalla al Mérito Ciudadano discernida a favor de Virginia Sendel y Carmen Aristegui.
En fecha aún por establecerse, trece personas y una agrupación recibirán la máxima distinción republicana, en los seis campos que abarca al Premio Nacional de Ciencias y Artes, a saber: En el campo I, lingüística y literatura se otorgó al doctor José G. Moreno de Alba, filólogo, director de la Academia Mexicana de la Lengua, y al escritor Jorge López Páez; en el campo dos, de Bellas Artes, a la fotógrafa Graciela Iturbide, la pianista pachuqueña María Teresa Rodríguez y el maestro José Solé, cabal hombre de teatro; en el tres, correspondiente a historia, ciencias sociales y filosofía, se confirió a Jaime Labastida, recién elegido director adjunto de la Academia Mexicana de la Lengua, al historiador Álvaro Matute y, post mortem, a la antropóloga Margarita Nolasco; en el cuarto campo: ciencias físico-matemáticas y naturales, a Edmundo García Moya, Alberto Robledo Nieto y Moisés Eduardo Selman Lama; en el campo número cinco, tecnología y diseño, a María de los Ángeles Valdés Ramírez; y en el sexto al grupo de canto cardencha de Sapioriz, Durango, y a Angélica Delfina Vásquez Cruz.
Al día siguiente de la celebración de su cumpleaños número veinte, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (inicialmente Asamblea de Representantes) entregó la Medalla al Mérito en Ciencias a los doctores Ruy Pérez Tamayo (que amén de sus eminentes logros en patología fue hasta noviembre director adjunto de la Academia Mexicana de la Lengua) y Feliciano Sánchez Sinencio, que, entre otras tareas de relieve ha patentado una máquina tortilladora que emplea el mínimo de agua y tiempo.
La de Artes fue entregada al doctor Miguel León Portilla (que antes recibió ya distinciones de las cámaras legislativas federales, la Belisario Domínguez y la Eduardo Neri), y el escritor Francisco Ignacio Taibo Maojo, mejor conocido como Paco Ignacio Taibo II, dueño de su propia obra y sus propios méritos (cuyo padre, identificado como PIT uno, falleció hace poco entre la consternación general).
La Asamblea legislativa del DF reservó una sesión especial a la entrega de la Medalla al Mérito Ciudadano a dos mujeres de la comunicación social, Virginia Sendel y Carmen Aristegui. El dictamen que atribuyó estas preseas dice de la primera que “su vida ha sido ejemplo de la fortaleza de las mujeres al enfrentar una de las situaciones más difíciles para cualquier ser humano, la muerte de su hija y de su nieto. La señora Sendel supo reponerse y tener el coraje para ayudar a todos aquellos, principalmente niños de escasos recursos que enfrentan, infortunadamente, una situación involucrada con el fuego…que ha sumado incontables beneficios a más de cinco mil niños quemados y ha capacitado gratuitamente a personal médico para atenderlos…”.
Al proponer la candidatura de Carmen Aristegui (que el pleno de la legislatura capitalina aprobó por unanimidad), el diputado Tomás Pliego dijo que la periodista ha abordado “sin tapujos” temas sumamente polémicos, y ha “aportado a la Ciudad de México información y opiniones en foros académicos, universitarios (y en) debates políticos, (que han sido) trascendentes para nuestra democracia y desarrollo social”.
La tarea periodística de Carmen Aristegui ha merecido ya valiosas distinciones: varias veces el premio del Club de Periodistas de México, dos el Premio Nacional del Oficio; el Premio Ondas, de la cadena Ser, que recibió en Barcelona en 2005 y, hace apenas dos meses, el muy prestigiado premio periodístico, el María Moors Cabot, que confiere la Universidad de Columbia. Al explicar su elección, la escuela de periodismo de esa Universidad dijo que la periodista ha dado voz a mucha gente que no puede ser escuchada y vista por criticar a instituciones y personas muy poderosas. Ese talante profesional determinó la cancelación de su contrato con XEW al principio de este año. “Pese a su forzada salida, dijo el jurado que le otorgó el premio Moors Cabot, Aristegui continúa explicando, celebrando y exponiendo lo que es grandioso y lo que está mal en México y en el hemisferio”.
A un año exacto de su virtual expulsión de la información radiofónica cotidiana, Carmen Aristegui retomará el eminente lugar que le corresponde en ese campo, y lo sumará de nuevo a su trabajo en CNN y en el Grupo Reforma. El cinco de enero próximo comenzará una nueva etapa de su trayecto profesional, con la emisión de un noticiario a través de las estaciones de MVS en el mismo horario matutino que proyecto su fuerza y su dignidad profesional, virtudes que su numeroso auditorio extraña y recuperará al comenzar 2009.
Durante estos meses de su ausencia, empleados por ella en explorar diversas posibilidades de retorno, que por fin han fructificado, no faltaron nunca expresiones en demanda de su reaparición radial.