Carreras, una vida en el bel canto
EL UNIVERSAL
MÉXICO, DF.- Han pasado 50 años desde aquel día de junio en que el niño José Carreras se paró por vez primera en el escenario del Gran Teatro del Liceo, en Barcelona, para participar como narrador en un montaje de El Retablo de Maese Pedro, de Manuel de Falla.
La actuación marcó el debut en el gran foro de la Rambla de uno de los cantantes de ópera más importantes del siglo XX, el tenor lírico José Carreras.
Cuenta la leyenda que siempre cantó. Lo hizo para los pasajeros del barco en el que su familia regresó de Argentina a Barcelona, luego de un fallido intento por mejorar sus condiciones de vida. Lo hizo para los clientes de la tienda de artículos para el cabello que atendía su madre, y posteriormente lo haría en las más prestigiadas salas de ópera del mundo.
En sus inicios, su carrera recibió un gran impulso de Monserrat Caballé, con quien alternó en “Norma”, montaje que marcó su debut profesional en el Liceo de Barcelona, en 1970. La soprano pidió que Carreras cantara con ella, interpretando a Gennaro en Lucrecia Borgia, de Donizetti.
Más de 60 óperas en el repertorio y 150 materiales en su discografía sustentan una de las carreras más sólidas de la ópera actual, con triunfos históricos en La Scala, de Milán, el Convent Garden, de Londres, y el Metropolitan Opera House, de NY.
En 1987, en la cúspide de su carrera, José Carreras se enfrentó a la prueba más difícil en su vida: la leucemia. Las posibilidades de vida eran una entre diez. Médicos de Barcelona y Seattle lograron su recuperación a partir de quimioterapias y un trasplante de médula. Su regreso a los escenarios fue pausado. Carreras dedicó gran parte de su tiempo a crear una fundación para ayudar a los enfermos de leucemia, la cual mantiene un banco de donantes de médula ósea.
Obtener recursos para la fundación fue el objetivo del primer concierto de Los Tres Tenores (Luciano Pavarotti, Plácido Domingo y José Carreras), en Roma. El espectáculo se convirtió en un fenómeno mundial y para Carreras, una ventana a la fama que sólo tenía entre los operómanos.
El pasado 17 de junio, Carreras festejó los 50 años de su debut en el Liceo haciendo lo que mejor sabe. El teatro estaba a reventar. En la Plaza del Mar, frente a una pantalla, dos mil personas observaban emocionadas la retransmisión del evento, otras lo hacían desde la comodidad de la playa. Una octeta de encores cerró la velada cuyo eje fue la canción napolitana.