Un total de 629 piezas de arte sacro han sido catalogadas por el INAH, como parte de las actividades preventivas para evitar el robo y saqueo de este patrimonio cultural resguardado en templos.
Buscan prevenir el robo y saqueo del patrimonio cultural resguardado en templos.
Un total de 629 piezas de arte sacro de los siglos XVII, XVIII y XX han sido catalogadas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en el estado de Sonora, como parte de las actividades preventivas para evitar el robo y saqueo de este patrimonio cultural resguardado en misiones y templos de la entidad.
Coordinados por la historiadora Raquel Padilla Ramos, un grupo de especialistas del Centro INAH-Sonora se han abocado, desde hace cuatro años, a la clasificación de piezas, lo que se ha traducido en la integración de doce inventarios pertenecientes a los templos de las comunidades de Rayón, Pitiquito, Caborca, Opodepe, Oquitoa, Huepac, Maicoba, Arizpe, San Miguel de Horcaditas, Ures, Pimería Alta y Ónovas.
La mayor parte del patrimonio cultural que resguardan estos templos pertenece a los siglos XVII y XVIII; se compone de esculturas de bulto y para vestimenta, objetos litúrgicos, pintura de caballete, mobiliario antiguo, entre otros.
Esta catalogación, reconoció Padilla Ramos, tiene como objetivo elaborar un registro pormenorizado de los bienes muebles de cada sitio, así como la ficha técnica de los inmuebles misionales. La labor también pretende rescatar las leyendas entorno a los santos, las tradiciones y las historias que se tejen alrededor de las antiguas casas de predicación.
Estas medidas de control del acervo histórico de los templos, permiten que en caso de saqueo o robo sea mucho más fácil boletinar las piezas a las diferentes instituciones para su búsqueda, tal es el caso de la Procuraduría General de la República y la Interpol.
Otro de los objetivos del programa de catalogación, indicó la historiadora, es involucrar a la población en el cuidado y protección del patrimonio religioso, mediante la interacción con la comunidad y las autoridades eclesiásticas.
“Cuando llegamos a las poblaciones hablamos con la comunidad y les pedimos su apoyo para hacer la catalogación; involucrándolos en el programa reforzamos la conciencia sobre el cuidado del patrimonio cultural, además de hacer que se sientan más orgullosos de tener ese tipo de piezas en sus templos”, añadió Padilla Ramos.
“Lo que logramos al estar en contacto directo con la gente, es que nos avisen sobre las actividades que realizan en sus templos y con los bienes muebles, a fin de evitar accidentes o pérdidas”, dijo.
Al término de la catalogación se entrega un ejemplar impreso y otro digital al arzobispo, al párroco y al custodio civil de la comunidad.
El inventario de piezas forma parte del Programa Nacional de Identificación de Registro y Catálogo de Monumentos Históricos Muebles del INAH, que a su vez forma parte del Programa de Prevención de Tráfico Ilícito de Bienes Culturales.
Cada catálogo está integrado a la base de datos que el INAH resguarda en una red oficial a nivel nacional, que incluye la ficha técnica, histórica y fotográfica.
La clasificación
Las piezas se han integración de doce
inventarios pertenecientes a los templos de las comunidades de:
- Rayón.
- Pitiquito.
- Caborca.
- Opodepe.
- Oquitoa.
- Huepac.
- Maicoba.
- Arizpe.
- San Miguel de Horcaditas.
- Ures.
- Pimería Alta.
- Ónovas.