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Cautiva La Pietá

La Pietá, el ensamble de cuerdas clásico que dirige  Angéle Dubeau, se presentó anoche exitosamente en el Teatro Nazas. (Fotografía de Érick Sotomayor)

La Pietá, el ensamble de cuerdas clásico que dirige Angéle Dubeau, se presentó anoche exitosamente en el Teatro Nazas. (Fotografía de Érick Sotomayor)

Yohan Uribe Jiménez

Superando cualquier expectativa por parte del público lagunero, anoche se llevó a cabo en el Teatro Nazas el concierto del ensamble de cuerdas clásicas, La Pietá, dirigido por la reconocida violinista de Angéle Dubeau. No solo las precisas interpretaciones musicales que ejecutaron deslumbraron a los espectadores, también la desbordante pasión con la que tocaban las hermosas integrantes de esta orquesta hicieron parte de la velada.

Noventa minutos de completa intensidad, sin intermedio y un auditorio ansioso y siempre atento a los movimientos musicales, hicieron parte de la celebración del décimo aniversario del ensamble femenino. Con un emotivo mensaje en español que pronunció Dubeau, dio inicio a un gran evento musical, “ mi violín habla todas la lenguas”, dijo la directora artística del ensamble.

Tres violines, dos violines altos, un violoncelo, un contrabajo y un piano bastaron para que La Pietá se luciera en la primera parte con la interpretación de La Danza Macabra, del compositor Camille Sain-Saëns, obra con la que inició el concierto.

Continuando con la majestuosidad el turno de lucirse le tocó a Louise-Andrée Baril, quien con el misticismo propio de la feminidad, acarició las teclas del piano en la interpretación de L´Heure du Berger de compositor Jean Francaix, arrancándole unas melodiosas notas que hipnotizaron a los espectadores.

Una preparación no solo en la ejecución de los instrumentos sino en la actitud sobre el escenario demostraron las integrantes del ensamble, que ejecutaron la famosa y misteriosa The Old Toronto Klezmer Suite, del más prolífico de los compositores canadienses, en la que realizaron un interesante dialogo de cuerdas en el que interactuaban de la misma manera la interpretación de la partitura como los movimientos gestuales de las ejecutantes.

Adelantándose al ciclo natural, La Pietá le dio la bienvenida al verano, Summer de Joe Hisaïshi y Lady Caliph & Buona Fortuna Jack de Ennio Morricone, estos dos últimos compositores contemporáneos, permitieron que Angéle Dubeau dejara por instantes en silencio el recinto del Nazas donde no había cabida si no para los diminutos solos que ejecutaba con su Stradivarius, en conversaciones con el Contrabajo ejecutado brillantemente por Mariane Charlebois.

Un concierto en el que a lo largo del mismo, la directora artística del ensamble fue explicando sus percepciones y pasiones con la música, confirmando por que se encuentra en uno de los primeros lugares en la escena clásica internacional. Una de las obras interpretadas más originales de la noche fue indudablemente la de Hisaïshi, un compositor que además ha realizado varias composiciones para películas japonesas.

Para la altura del concierto donde se realizó la ejecución de El Amor Brujo de Manuel De Falla, y Hongroiseries de Johann Brahms, el auditorio ya estaba contagiado por la característica pasión con la que estas mujeres elevan la música a un escalón de espectáculo visual. Natalia Kononova y Josiane Breault, marcaban un liderato con sus violines a las órdenes de Dubeau, mientras Annie Gadbois y su violoncelo invitaban al público a cerrar los ojos al compás de las notas que ejecutaba.

El cierre del concierto estuvo marcado por la ejecución de las obras de George Enescu y Peter Heidrich, éste último con la versión del Happy Birthday Variations cuyos arreglos estuvieron a cargo de la misma Angéle Dubeau y M. Tessier. De esta manera, en medio de ovaciones y aplausos, estas mujeres se despidieron del público lagunero, en medio de sonrisas y venias que estas damas de la música hacían frente a los asistentes al Nazas.

Una noche para recordar

Las nueve integrantes del ensamble brillaron en la interpretación de sus instrumentos con piezas tocadas de una manera intensa y con algunos originales arreglos logrando una extraordinaria función.

- Solista: Angéle Dubeau.

- Violines: Natalia Kononova, Andra Giugariu, Josiane Breault.

- Violines altos: Martine Gagné, Bojana Milinov.

- Violoncelo: Annie Gadbois.

- Contrabajo: Mariane Charlebois.

- Piano: Louise-Andrée Baril.

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