La celda comenzaría a operar dos semanas después de su inauguración, sin embargo, no se usa porque el Municipio no ha definido aún las modificaciones que se harán al proyecto de construcción, de un área de transferencia donde primeramente sería depositada la basura para que los pepenadores subsistan y posteriormente se pasaría a la celda. (Fotografía de Ángel Padilla)
Municipio y Proterra admiten que a 5 meses de su construcción, la celda no funciona porque no terminan el área para los pepenadores.
Tras el incendio del viernes pasado, ayer lunes el alcalde Ricardo Rebollo hizo un recorrido en el relleno sanitario. Tanto el Ayuntamiento como la empresa concesionaria del servicio de limpieza, Proterra, admiten que a 5 meses que se construyó la primer celda de confinamiento ésta sigue sin operar pues el Municipio no ha terminado un área destinada para pepenadores y la normatividad sanitaria prohíbe que éstos trabajen en el interior de la celda.
“Vengo a darme cuenta de cómo está el asunto, para ver e invitar a los regidores de la Comisión de Limpieza y Ecología, a los directivos de Proterra, el señor Fernando Rodríguez Báxter, que venga en esta semana y nos platique haber qué está pasando con este incendio que abarcó una superficie de 2 mil metros cuadrados [...] que nos acompañen a una sesión de Cabildo en la que analicemos el problema, pues no podemos estar sólo a la expectativa de lo que a esta empresa le esté pasando en sus métodos de proceso y seguridad”, dijo el alcalde.
Al respecto, el director general de Proterra, Carlos Vázquez Reyes, mencionó que se tomarán medidas como tener un mayor control en los accesos pues consideran que el último incendio fue provocado y precisamente ocurrió en el área donde se encuentran los pepenadores.
Tanto el Municipio como Proterra admitieron que sigue sin funcionar la primer celda de confinamiento que fue terminada el 26 de agosto de 2007, a pesar de que cumple con la Norma Oficial Mexicana NOM-083-SEMARNAT -2003 que se refiere a las especificaciones de protección ambiental.
La celda comenzaría a operar dos semanas después de su inauguración, sin embargo, actualmente no se usa porque el Municipio no ha definido aún las modificaciones que se harán al proyecto de construcción de un área de transferencia, donde primeramente sería depositada la basura para que los pepenadores subsistan y posteriormente se pasaría a la celda.
De esta área de transferencia sólo hay una plancha de pavimento pues el Municipio había anunciado que se haría un análisis de presupuestos para adquirir un sistema de bandas y automatizar el manejo de la basura para que los pepenadores hagan su labor sin riesgos y sin violar las normas. Aún no hay nada tangible.
El director general de Proterra, Carlos Vázquez Reyes afirmó: “No podemos permitir que haya pepenadores en el área donde se ubica la primer celda y tampoco queremos afectarlos por eso necesitamos coordinarnos con el Municipio porque no hemos podido utilizarla”.
Diariamente al relleno sanitario acuden alrededor de 180 pepenadores de 5 organizaciones diferentes. El alcalde Ricardo Rebollo comentó que se reunirán con representantes de la empresa para ponerse de acuerdo en cómo se usará la primer celda de confinamiento aunque no dio detalles sobre el área de transferencia.
Para saber
Se construirán en total siete celdas y una más de emergencia y la
terminación de las celdas será en 15 años.
- De las 43 hectáreas ocupadas por basura a la intemperie (hasta de 4 metros por encima del nivel del suelo) que había en un inicio cuando el relleno era un tiradero se clausuraron 20 hectáreas, es decir se compactó la basura y se cubrió con capas de tierra. Las otras 23 hectáreas corresponderán a la totalidad de superficie del relleno sanitario.
- La primer celda de confinamiento del relleno sanitario tendrá una vida útil de 3 años y ocupa una superficie de 25 mil 131.632 metros cuadrados con una profundidad de 7.8 metros y tiene capacidad para 300 mil toneladas. Cuenta con la membrana necesaria para evitar la contaminación del subsuelo y los líquidos provenientes de la basura (lixiviados) pasarán a través de un desnivel a un canal para determinar si son o no tóxicos.
