La Pontificia Comisión para América Latina (CAL), sección del Vaticano dedicado a gestionar relaciones con la Iglesia católica en esa región, celebra 50 años en este 2008.
Instituída por el Papa Pío XII el 21 de abril de 1958, en aquel momento tuvo el objetivo primordial de estudiar las principales cuestiones de la vida católica, la defensa de la fe y el incremento de la religión en esa parte del mundo.
La comisión fue anexada a la Congregación para los Obispos por el Papa Pablo VI el 30 de noviembre de 1963 y fue acompañada por el “Consejo General para América Latina”.
El extinto Juan Pablo II con el Motu Proprio (decreto) “Decessores Nostri” del 18 de junio de 1988 reestructuró y potenció este organismo de la Curia Romana determinando una estructura fija, finalidades y actividad.
Su intención fue dar una “nueva fisonomía y poner en relevancia la especial solicitud pastoral del sucesor de Pedro hacia las iglesias que, en el continente de la esperanza, peregrinan en la fe”, según un discurso del 7 de diciembre de 1989.
Este organismo está compuesto por consejeros y miembros elegidos por el Papa entre los cardenales y obispos, sobre todo de la Curia Romana o de América Latina.
El presidente es, al mismo tiempo, el prefecto de la Congregación para los Obispos, actualmente el cardenal Giovanni Battista Re, quien es ayudado por un vicepresidente, en este caso José Octavio Ruiz Arenas.
Normará Vaticano relación con otras religiones
El Vaticano prepara un documento guía para normar su relación con otras religiones, sobre todo la islámica y judía con las cuales ha tenido vínculos “accidentados” en tiempos recientes.
El texto fue dado a conocer ayer por el presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, Jean Louis-Taurán, al abrir una asamblea plenaria titulada “El diálogo en la verdad y en la caridad”.
“Tras muchos años de debates sobre la oportunidad del documento, el tiempo llegó para ofrecer a los pastores y a los fieles algunas orientaciones generales que obviamente deberán ser adaptadas a las situaciones locales”, dijo.
La base de este documento de recomendaciones, explicó, serán los 10 mandamientos a los cuales calificó de “gramática universal” que todos los creyentes pueden usar en su relación con Dios y con el prójimo.
Para el purpurado es importante preparar a los fieles a compartir las propias convicciones espirituales y a tomar en consideración a los demás.
