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Censura al legítimo

Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“La censura… refleja una falta de confianza de la sociedad consigo misma. Es la característica distintiva de un régimen autoritario”.

Potter Stewart

No, no pienso que Andrés Manuel López Obrador sea presidente legítimo de México. Pero poco importa lo que yo considere en lo personal. Él tiene todo el derecho de considerarse lo que quiera. El problema realmente de fondo es que el Instituto Federal Electoral sigue empeñado en convertirse en el gran censor de nuestro país.

En su afán de que no se le critique de tibio al aplicar la ley, como lo hizo el PRD a su predecesor en 2006, el IFE actual está rebasando las facultades que le otorga la ley para censurar a los partidos políticos y a la sociedad en general.

La muy cuestionada reforma electoral de 2007 le da al IFE, efectivamente, el poder de censura de aquellos anuncios de radio o televisión en que los partidos políticos denigren a sus oponentes o a las instituciones del país. Pero los spots del Frente Amplio Progresista en que se presenta a Andrés Manuel López Obrador como “presidente legítimo” de México no denigran a ningún rival ni a las instituciones. Si a alguien denigran sería, en todo caso, al propio López Obrador, quien mantiene la charada de que él es presidente legítimo de México, como otros pretenden ser el verdadero Napoleón o el zar de todas las Rusias.

Andrés Manuel ha optado por esta farsa no por que se le haya botado una canica en la cabeza –espero— sino como forma de protestar ante el fraude electoral al que presuntamente se le sometió en 2006. Parece una manera peculiar de protestar, y ciertamente no le ha dado mucho rendimiento político desde que la empezó a aplicar, pero es derecho de López Obrador autonombrarse lo que quiera, siempre y cuando no incurra en el delito de usurpación de funciones y pretenda firmar decretos o girar oficios a las dependencias como presidente de México.

Al IFE poco le ha importado esta situación y ha decidido censurar a los partidos del Frente Amplio Progresista por referirse en sus anuncios a López Obrador como presidente legítimo de México. La censura se está convirtiendo, de hecho, en una justificación de vida para el instituto electoral. En los últimos tiempos el IFE castigó también al FAP por contratar publicidad para convocar a una reunión política de información y protesta contra la reforma petrolera. Al Partido Acción Nacional, por su parte, lo multó por tildar de violenta la toma de las tribunas de la Cámara de Diputados y del Senado por parte de los legisladores del FAP. No sorprende que esta fiebre de censura la dirija hoy contra López Obrador por considerarse a sí mismo presidente legítimo.

El IFE acepta la mentira como legítima mas no así las calificaciones. Al PAN se le multó no por que hubiera alguna falsedad en el anuncio en el que cuestionaba la toma de las tribunas por parte del FAP sino porque señaló el hecho como violento. El PRD, mientras tanto, ha estado difundiendo un anuncio en que dice que su movimiento no es violento sin que los censores del IFE se hayan preocupado por él.

El Partido del Trabajo tiene al aire un spot en el que dice que la privatización de Teléfonos de México en 1991 no trajo consigo un abaratamiento de las tarifas telefónicas en nuestro país. Me imagino que si alguien lo acusara de mentir, y presentara las cifras que señalan que las tarifas telefónicas sí han bajado, sería censurado por el IFE. La mentira no le preocupa al IFE, mientras que la verdad no es defensa para su censura.

Ahora bien, López Obrador no ha mentido. Él nunca se ha presentado a sí mismo como presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. De hecho, ni siquiera dice que es presidente de México. Su frase “presidente legítimo” está diseñada para ser una simple expresión de protesta. La ceremonia en la cual asumió el cargo, y el falso escudo nacional que usa, son indicativos de que no busca engañar sino protestar, cosa a la que a mi juicio tiene derecho.

Censurar esta protesta, como lo está haciendo el IFE, no tiene ningún sentido. Nos revela una vez más cómo la institución ha enfocado sus esfuerzos en los últimos tiempos a la represión de las ideas. Y ahí radica el problema de fondo. Durante mucho tiempo en México los gobiernos censuraron la expresión de las ideas, pero siempre de manera extralegal. Nuestra Constitución y las leyes secundarias contenían amplias garantías para la libertad de expresión. Quienes censuraban estaban violando la ley.

Hoy la censura se ha vuelto legal y desvergonzada. En esto, como en otros temas, México va para atrás. Mientras otros países se modernizan y adquieren libertades, nosotros vamos perdiendo las que tenemos ante el ánimo censor de la clase política. El entusiasmo con el que los consejeros del IFE han asumido su papel de inquisidores es sintomático del ánimo que hoy atrasa a nuestro país.

CONTROLES DE PRECIOS

Los controles de precios no funcionan. Si son reflejo de una situación de mercado, no son necesarios; si van en contra del mercado, son impotentes. El mercado negro o la escasez de productos son la consecuencia inevitable de los controles de precios que no reflejan la realidad de la oferta y la demanda. Hoy un presidente panista revive, en un pacto con la Concamin, similar a los de Carlos Salinas de Gortari, los controles de precios de los tiempos de José López Portillo. Parece que no hemos aprendido nada en los últimos 30 años.

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