Charly García aún no acepta que envejece

Para los argentinos, Charly García y Diego Maradona pertenecen al mismo Olimpo. Con una salvedad: “Cuando Maradona cae, tiene una familia donde apoyarse. García no tiene a nadie y, más aún, muerde la mano que le da de comer”.

La teoría es de Fabio Lacolla, popular médico argentino conocido como “el sicólogo del rock” por sus servicios a distintos músicos.

Muestra las causas del trance que hoy tiene al ex Sui Géneris en Buenos Aires a un paso de una clínica siquiátrica, luego de destruir la pieza de su hotel en Mendoza el lunes pasado.

Su soledad lo tuvo sin visitas familiares durante los dos primeros días en la Clínica de Cuyo. Recién el jueves 12, su hijo Miguel y una cuñada lo llevaron a la capital.

“Es que Charly vive a la buena de Dios”, dice Sebastián Espósito, periodista de “La Nación” de Buenos Aires. En los 90, el cantante se peleó a muerte con su madre, Carmen Moreno, y sus dos hermanos, Daniel y Josi (su otro hermano, Enrique, murió en un accidente carretero).

Según ha contado el músico, nunca aceptó que su familia lo internara en los días previos al estreno de Tango 4 y al retorno de Sui Géneris en 1992: “Querían quedarse con mi plata y mi departamento. Y mi madre no se acordaba ni de mi fecha de nacimiento. Debe haber estado ocupada en otras cosas ese día”, confesó García, quien cambió su apellido materno por Lange.

Ya nada queda de la relación con su ex esposa, María Rosa Yorio. Y los lazos son cada vez más ásperos con el hijo que tuvieron, Miguel.

Para Espósito, su aislamiento coincide con cierta desesperación de no revivir su gloria.

“Se sigue comportando como en los 80 y no acepta que ya envejeció. No tiene autocrítica y su ego se desesperó al ver que no es el mismo”, agrega el “sicólogo del rock”.

Hoy, Charly toca en clubes para no más de 500 personas, y desde 2006 espera sacar su álbum “Kill Gil”.

Según se comenta en Argentina, el sello EMI no lo aceptó por considerarlo malo.

Viernes 19 de octubre de 2007. Uno de los representantes y amigos de Charly García llama a “El Mercurio” con una propuesta: el artista está ansioso por dar una entrevista para contar sus planes de asentarse en Chile.

Alojado en un hotel del centro de Santiago tras celebrar y pelearse bochornosamente en el cumpleaños de Miguel Negro Piñera, el cantante se pone al teléfono y concede una entrevista hasta hoy inédita, donde da señales de su desesperación por el escaso respeto que hoy le tienen en su país y con un ego simplemente desatado.

“Quiero venirme a Chile. Es un país que me quiere de verdad, Argentina no. Estoy buscando estudio para terminar Kill Gil y será acá. O sea, ¿cómo no voy a querer un país que tiene a Violeta Parra? Ustedes sí me respetan y, además, voy a celebrar mi cumpleaños en cuatro días más aquí”, confesó.

Agregó que Piñera no era precisamente su amigo (“es un músico mediocre”, puntualizó), y amenazó con su nuevo álbum: “Será el mejor disco de todos los tiempos. Lo voy a grabar con Keith Richards probablemente. Será la mayor de todas las sorpresas”.

Nada de eso se cumplió. Charly se fue al otro día.