Los gobernadores Juan Manuel Oliva, de Guanajuato; Marco Antonio Adame, de Morelos; Eugenio Hernández de Tamaulipas; Fidel Herrera, de Veracruz; Leonel Godoy, de Michoacán y Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno del Distrito Federal, acompañados por el senador Francisco Labastida, durante el sorteo para elegir el orden de los participantes en el debate energético en la Cámara Alta. (El Universal)
Mandatarios sólo coinciden en transparentar la entrega de excedentes petroleros a los estados.
El debate petrolero derivó en una “guerra de chapopote”, en la que el jefe del Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, y los gobernadores de Morelos, Marco Antonio Adame, y Guanajuato, Juan Manuel Oliva, ambos de extracción panista, se enfrascaron en un intercambio de acusaciones.
La fotografía mañanera donde los seis gobernadores que participaron en el sexto debate de la reforma energética sonreían e intercambiaban saludos, pronto se transformó en ceños fruncidos, miradas retadoras, risas burlonas y revires verbales.
Las únicas coincidencias de los mandatarios panistas, perredistas y los priistas Fidel Herrera, de Veracruz, y Eugenio Hernández, de Tamaulipas, fueron la necesidad de una reforma energética y el transparentar la entrega de excedentes petroleros a los estados.
El fuego cruzado lo abrió el mandatario de Morelos, Marco Antonio Adame, quien acusó a Ebrard Casaubon de intentar desviar la atención hacia “una supuesta consulta ciudadana”, y dijo que hay quienes tienen amnesia y vergüenza de su propio pasado, ello en alusión al paso del gobernante capitalino por el PRI.
La respuesta de Marcelo Ebrard fue inmediata y reviró el mismo calificativo al morelense. También aseguró que la consulta programada para el 27 de julio en el Distrito Federal no es estrategia dilatoria.
Ebrard Casaubon miró de reojo al guanajuatense Juan Manuel Oliva y apuntó “hace 20 años estaba en la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología. Y los reto a ustedes, en toda mi carrera política, mi servicio público, me digan cuándo apoyé la privatización del sector petrolero”.
Oliva Ramírez se dio tiempo de estrechar la mano de Fidel Herrera y respaldar su propuesta sobre empresas mixtas en el sector petrolero y posteriormente respondió al jefe de Gobierno capitalino.
“Marcelo, yo nada más quise hacer una aclaración. Yo no pregunté de qué vivías, de qué trabajabas, cómo te ganabas la vida. Yo pregunté de trincheras políticas”, señaló.
Mediador, Fidel Herrera respondió el devaneo político del gobernador de Guanajuato y de paso recordó que hace 20 años compartió con Ebrard el honor de militar en el Partido Revolucionario Institucional (PRI). “Espero que sigamos coincidiendo en muchas trincheras en defensa de la nación”.
El gobernador de Michoacán, Leonel Godoy, ajeno al enfrentamiento de Ebrard con los panistas nunca se subió al ring.
El mandatario de Tamaulipas tampoco aludió el encontronazo y optó por refrendar que la mayoría de los gobernadores del PRI están a favor de que Petróleos Mexicanos (Pemex) se abra al capital privado.
Los panistas cuestionaron la constitucionalidad de la consulta popular planteada por Ebrard y defendieron la propuesta de reforma energética del presidente Felipe Calderón.
Vendría el turno de senadores y diputados, quienes defendían a los gobernadores de sus partidos y se sumaron a las críticas contra mandatarios de otro signo político.
Gustavo Enrique Madero, del PAN, reservó algunas cifras para Marcelo y abundó: “yo le sugiero que revise su chequera, que revise la chequera del Gobierno del Distrito Federal” que en el primer trimestre de 2008 aumentó en sus participaciones 30 por ciento, con 15 mil 85 millones de pesos.
Lapidario, Madero citó al escritor Enrique Krauze quien definió el “síndrome del mesías tropical”, pero “no nos advirtió que podía ser contagioso”.
El senador Arturo Núñez, del PRD, lamentó el formato del foro y cuestionó si los gobernadores “tienen miedo al debate; si no les alcanzan las tarjetas escritas para contestar cosas novedosas, sobre todo a los que hablan solamente a partir de notas”.
Al final, las reconciliaciones, las invitaciones a seguir debatiendo, los abrazos políticos entre los gobernadores, las palmadas, el reconocimiento de los legisladores afines a cada uno de los mandatarios, en una jornada que subió de tono y de audiencia.