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Chucherías

jaque mate

Sergio Sarmiento

“Debe limpiarse [la elección] para acabar

con este tipo de trapacerías; hay que acabar

con todo el ‘chuchinero’”.

Alejandro Encinas

El voto del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación el 12 de noviembre fue unánime. Jesús Ortega fue declarado ganador de la elección interna del PRD que se llevó a cabo el pasado 16 de marzo. Alejandro Encinas le pidió a Ortega que no aceptara el fallo y que llegara a un acuerdo con él para definir entre ambos una cúpula para el PRD. Ortega ni siquiera consideró la posibilidad de declinar el triunfo obtenido ya legalmente, pero le ofreció a su rival la secretaría general del partido.

Los magistrados del Tribunal Electoral reconocieron que la elección había sido sucia y tomaron nota de las irregularidades en 23 por ciento de las casillas. Señalaron, sin embargo, que el margen de ventaja de Ortega por 36 mil votos era insalvable por lo que decidieron no anular la elección. Encinas ha señalado que con este fallo el Tribunal está interviniendo de manera indebida en una parte fundamental de la vida interna de los partidos: la elección de sus dirigentes.

Encinas dijo ayer que hoy, 14 de noviembre, daría a conocer si se queda en el partido y acepta la oferta de la secretaría general, “aunque eso sería tanto como validar una elección ilegal”. Señaló además que no está considerando la posibilidad de irse con sus simpatizantes a otro partido, como podría ser Convergencia, como tanto se ha especulado. Alejandra Barrales, la presidenta del PRD en la Ciudad de México, quien pertenece al grupo de Encinas, ha declarado ya que no reconocerá la presidencia nacional de Ortega (aunque sí reconoce la suya en el D.F., que fue producto de la misma sucia elección). Los caricaturistas de La Jornada, periódico que ha apoyado abiertamente a Encinas, cuestionaron al unísono (con la excepción de Magú) a Jesús Ortega, a quien presentaron como un nuevo “espurio”. La Rayuela de ese periódico sentenció: “Es obvio que para el Tribunal Electoral de la Federación trampear tantito es nada”. Para Jesús Ortega, cabeza de Nueva Izquierda —el grupo moderado conocido como los Chuchos—, la victoria es bienvenida después de dos intentos fallidos por alcanzar la presidencia del partido. Pero puede ser un triunfo pírrico. El PRD se encuentra profundamente dividido y la escisión puede profundizarse todavía más.

Las encuestas de opinión muestran ya a un PRD debilitado. El bloqueo del Paseo de la Reforma en 2006 y las constantes movilizaciones encabezadas por el ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador han deteriorado la imagen del partido, que ha perdido terreno en todos los comicios desde la elección presidencial, excepto en Baja California Sur. Si hoy hubiera elecciones nacionales el partido, que con sus dos aliados obtuvo el 35 por ciento de los votos en 2006, difícilmente llegaría al 20 por ciento.

Ortega ha tratado de mantener una buena relación con López Obrador, quien ha buscado convertirse en jefe máximo no sólo del PRD sino de toda la izquierda en el país. A pesar de que Ortega le fue leal en la campaña y durante la controvertida toma del Paseo de la Reforma, López Obrador abiertamente respaldó a Encinas en la elección interna del partido. Aun así Ortega ha declarado que buscará ahora el apoyo del tabasqueño.

Y tiene que hacerlo. Si López Obrador y su grupo dejan el PRD, el partido quedará convertido en un mero esqueleto de lo que ha sido. Andrés es la cara visible del PRD. Tampoco los lopezobradoristas, sin embargo, tienen mucho futuro por sí solos. Su radicalismo es rechazado por buena parte de la sociedad. Sin los moderados, obtendrán sin duda el apoyo de los grupos radicales de la izquierda, pero difícilmente podrán ganar elecciones. México necesita un partido sólido de izquierda mucho más de lo que requiere de un partido de derecha. Si la izquierda no tiene un partido democrático razonablemente fuerte, que le dé cuando menos algunos triunfos en las urnas, abandonará la vía electoral y buscará opciones violentas para construir el modelo de país que quiere. El mal para México podría ser profundo y duradero. La labor que tendrá que hacer Jesús Ortega como nuevo líder del PRD no será una simple chuchería. Hoy tiene la responsabilidad de mantener unido al partido, pero sin abandonar su sueño de construir en México una izquierda moderna, socialdemócrata, al estilo de la europea o de la chilena.

RENUNCIA DE OBAMA

Barack Obama, el presidente electo de los Estados Unidos, dejará su escaño en el Senado este próximo domingo 16 de noviembre. No tenía obligación legal, pero lo hace para concentrarse mejor en el proceso de transición que concluirá el próximo 20 de enero de 2009. Tanto Obama como John McCain mantuvieron sus puestos en el Senado mientras competían en la campaña por la Presidencia de su país. A nadie molestó esto ni nadie lo objetó. Nosotros en México tenemos, en cambio, una regla que obliga a los aspirantes a abandonar otros puestos meses antes de una elección. Sin embargo, el que los legisladores compitan por otros cargos, incluso la Presidencia, no hace menos democrático a Estados Unidos, ni México es más democrático por tener tantas restricciones en el sistema electoral.

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