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Ciencia y tecnología, asignaturas pendientes en educación

Rolando Cruz García

Al revisar la agenda educativa de nuestro país, nos encontramos con la triste noticia de que la ciencia y el uso de las tecnologías, siguen siendo asignaturas pendientes en la educación de todos los niveles en nuestro México.

Al revisar por ejemplo, el modelo de las universidades mexicanas, nos damos cuenta de que se pone poca atención a la ciencia y se le dedican nulos esfuerzos al desarrollo de tecnologías. “Hay que cambiar de método en las ciencias básicas, por otro de mayores aplicaciones que nos permitan avanzar hacia un mayor desarrollo en investigación” asegura el director del Conacyt (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología) Juan Carlos Romero Hicks. Esto nos lleva a confirmar que tenemos un enorme rezago comparados con los avances que a nivel mundial se tienen en estos rubros.

Debemos hacer cosas distintas y tener más aprecio como país por la ciencia y la tecnología, afirma Romero Hicks al hacer un recuento de los avances del Conacyt, que se concentran en las becas que otorgan; cerca de 130 mil becarios han sido apoyados por el organismo, la mayoría de ellos con grado de doctor.

Uno de los retos más importantes, es ubicar los procesos educativos en la ciencia y el desarrollo de tecnologías y resaltarlo dentro del debate nacional como uno de los mejores caminos para incidir en el bienestar de las personas. Hay que reconocer que en materia de desarrollo tecnológico y competitividad existe una desventaja con respecto a otras naciones, quienes han tomado atajos para avanzar más aceleradamente que nuestro país, en donde todavía nos estamos preguntando si es conveniente invertir en ciencia y tecnología, cuando países como India han avanzado en los últimos 10 años hasta un valor en la industria de las tecnologías de la información, del orden de los 47 billones de dólares a 2007.

México debe aprender a tener mayor competitividad, ya que el rezago es enorme y se trata de relacionar ahora estos importantes campos del desarrollo con las industrias, las empresas, los servicios y no sólo con la comunidad académica.

Cuando me refiero al bienestar de la población, trato de ubicar el enorme potencial que tiene nuestro país, por su vecindad con los Estados Unidos entre otros aspectos, al trasladar el número de empleos directos que se generan en la India para el desarrollo de tecnologías de información: 1, 630, 000 puestos de trabajo, que ya generan el 5.4% del PIB en ese país. Imaginen la cantidad de familias beneficiadas si nos pusiéramos las pilas.

Cuando nos referimos a privilegiar el aprendizaje de las ciencias básicas, estamos hablando de volver a trabajar en las aulas y los laboratorios, asuntos tan importantes como el análisis lógico-matemático, la biología, aprender química, la predominancia de la física como sustento de la ciencia natural y muchos etcéteras que se nos han quedado en el camino y que son fundamento del pensamiento científico.

Esto constituye un buen ejercicio para plasmar el futuro de un México que perdió el camino, que perdió el espíritu científico y tecnológico en la cultura nacional. Personajes como Ruy Pérez Tamayo han sintetizado el problema del descuido del Estado hacia la ciencia en México; en sus propias palabras, asevera: “Siempre he pensado que la ciencia no es pobre porque vivamos en un país subdesarrollado, sino que somos un país subdesarrollado por que nuestra ciencia siempre ha sido y sigue siendo pobre”. Y es que no hay que confundir la presencia entre nosotros de dispositivos del desarrollo tecnológico, las computadoras, el avión, los celulares, etcétera, con el verdadero cambio cultural que resultaría de la incorporación del espíritu de la ciencia en todos los niveles de la actividad humana y en todos los estratos de nuestro pensamiento.

La ciencia como parte integral de una cultura, entre una de sus ventajas, permite evitar la recurrencia del hombre a la autoridad para resolver sus dudas, fomenta la búsqueda de respuestas dentro de un marco racional situado en la realidad y de acuerdo a principios de valor objetivo que excluyen el dogma y las situaciones mágicas como criterios de validez para aceptarlas.

El descuido institucional en México hacia la ciencia y tecnología es cada vez más alarmante, por citarlo en números, el Gobierno actual, redujo la inversión en este sector de 0.4 a 0.35 del PIB (Producto Interno Bruto), siendo el Gobierno de Calderón el más avaro con la ciencia desde hace 20 años (La Jornada, 17/05/07).

La Unión Europea pasó a 2.26, EUA lo incrementó a 2.68, China a 1.23, Corea a 2.91 y Brasil a 0.97. La UNESCO, una de las agencias de las Naciones Unidas especializadas en el tema, señala que para ser un país competitivo debe al menos destinar uno por ciento del PIB, y que 40-60% de los jóvenes (18-24 años) accedan a la educación superior, algunos números: EUA 64 por ciento, México 20 por ciento.

La ineptitud de nuestras autoridades inclusive puede ponernos en peligros que van mas allá del económico; por ejemplo, la creciente ola mediática al desarrollo de biocombustibles. ¿Es en realidad propicio para México?, el sobreexplotar las tierras no parece buena idea a primera instancia; en consecuencia, en un futuro será más rentable “alimentar” el automóvil que alimentar al propio ser humano. Desarrollo de ciencia y tecnología, como energía eólica, solar e inclusive nuclear, podrían ser mejores vías. Otra área importante en jaque, es el estudio del calentamiento global en México, estudios y métodos de prevención o confrontación a problemas de esta índole deben emprenderse en el futuro inmediato.

La gran pregunta sería: ¿cómo confrontar este problema de descuido en el desarrollo de la ciencia y tecnología mexicana? Generar estrategias para mejorar los niveles básico, medio y superior, son un buen inicio; además de aplicar planes que actúen de manera individual, como forjar un interés real en los jóvenes estudiantes en el aspecto académico. Confiar en nuestras propias capacidades, el importar tecnología o ciencias, como patentes, métodos, etc., podría evitarse.

Reforzar las instituciones de nivel superior y aquéllas dedicadas a la investigación, proveer de mayor acervo bibliográfico, como revistas científicas, mayor equipo para investigación básica y avanzada. Debe quedar asentado que la ciencia es benefactora, lo invertido en ella se devuelve con creces, no sólo insumos sino conocimiento mismo.

Nosotros los maestros queremos ser parte de la solución, ayudar a reducir la pobreza en nuestro país, democratizar las oportunidades para que lleguen a mayor número de mexicanos mediante la educación, en ello empeñamos nuestro esfuerzo.

Agradezco sus comentarios a:

rolexmix@hotmail.com

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