Cine sin recuerdos
“Una vida sin memoria no sería vida”. Con estas palabras antecede Luis Buñuel el relato de su vida, sus memorias, relatadas a Jean-Claude Carrière.
A continuación enlista los principales enemigos del recuerdo: el olvido (que en su manifestación sistemática conocemos como amnesia) y los falsos recuerdos inducidos por la imaginación y el ensueño. En Blade Runner (Ridley Scott, 1982) los robots humanoides llamados replicantes son dotados con una memoria artificial que incluye no sólo la información de falsos sucesos que tienen el propósito de impedirles conocer su condición de seres creados y finitos, sino fotografías y otros objetos que “validan” esos “recuerdos”. La interrogante que plantea a los espectadores esta línea argumental es ¿cómo podemos distinguir un recuerdo de algo imaginado o implantado de forma deliberada por una inteligencia externa a nosotros? ¿Y si todo lo que creo recordar fueran fragmentos de una trama imaginaria? Por los laberintos de la memoria han transitado varios personajes cuyas circunstancias físicas o emocionales los han empujado a un presente sin conexión con el pasado.
AMNESIA: MEMENTO (CHRISTOPHER NOLAN, 2000)
Leonard (Guy Pierce) sufre un trastorno de memoria que sólo le permite recordar lapsos que apenas abarcan su presente; así, debe resolver el asesinato de su pareja. A la atractiva premisa se añade la audacia del director de contar la historia al revés. A Leonard lo mueve el deseo de venganza y, como guía de su memoria abismal, se vale de fotografías instantáneas y tatuajes con los que intenta retener un presente que pronto es pasado.
ETERNO RESPLANDOR DE UNA MENTE SIN RECUERDOS (MICHEL GONDRY, 2004)
El dolor de los recuerdos es el planteamiento del guión de Charlie Kaufman que narra los avatares amorosos de Clementine (Kate Winselt) y Joel (Jim Carrey), una pareja que teje su trama con momentos dulces y amargos.
La clínica Lacuna del doctor Mierzwiak ofrece eliminar del paciente los recuerdos relacionados con el objeto de su amor. Así desaparece el dolor de la separación, y con ello se van también las remembranzas felices. ¿Vale la pena sacrificar la alegría de lo vivido por desaparecer las heridas? Gondry y Kauman responden “no” en una cinta de estética visual memorable.
COMO SI FUERA LA PRIMERA VEZ (PETER SEGAL, 2004)
A raíz de un accidente, la memoria de Lucy (Drew Barrymore) sólo retiene lapsos de 24 horas; para ella cada día es, en estricto sentido literal, un nuevo día. Para Henry (Adam Sandler), el biólogo que se enamora de Lucy, esa circunstancia significa el reto de conquistarla una y otra vez; de paso, le brinda la oportunidad de extinguir su miedo al compromiso.
La comedia de Segal es una metáfora sobre el espejismo del amor a primera vista, las barreras para relacionarse y el planteamiento del estado idílico de la pareja: aquél en donde rencillas y diferencias se olvidan y sólo se preseva cuando se aman como el primer día.
EL MAQUINISTA (BRAD ANDERSON, 2004)
Trevor Reznik (Christian Bale) padece insomnio. Los estragos de la falta de sueño son visibles en su deterioro físico y emocional que se agrava cuando provoca un accidente en la fábrica que trabaja. Sus compañeros le huyen y Trevor se siente víctima de un complot para volverlo loco. En su casa aparecen notas misteriosas y todo indica que el accidente que le atormenta jamás ocurrió.
Poco a poco, la recuperación de su pasado, que involucra la muerte de un niño, lo hará emerger de las tinieblas para sumirlo en la culpa.