TEMERÁS AL VALLE DE LAS SOMBRAS
Calificación: 4 estrellas y media de 5
El título en español de la película se refiere, supongo, al célebre Salmo 23, en el que el Rey David se pone en manos de Dios como un confiado corderito. Pero el lugar al que alude el título en inglés, el Valle de Elah, se encuentra 30 libros antes. Es el sitio donde trasncurre uno de los momentos cumbre (y sin duda el de más rating) en la vida de David, cuando armado con una simple honda destrozó fama y cabeza del temible Goliat. Además de la referencia topográfica en los títulos hay otra coincidencia importante: ambos textos muestran la confianza del pueblo elegido en su Dios, por adversa que parezca la situación. Sin embargo, el optimismo inherente a ambos títulos se encuentra totalmente desaparecido en la cinta de Paul Haggis que parece, tras una lectura superficial, colocar al ejército gringo en el papel del sentenciado gigante arrogante.
En El Valle de Las Sombras, Tommy Lee Jones interpreta a un militar retirado, padre de dos también soldados. Uno de su hijos murió hace años en servicio, mientras que el otro, según le avisan al inicio de la cinta, falló en reportarse a su base, tras haber regresado de su ronda de año y medio en Iraq. Lee Jones se dirige inmediatamente a la base, donde comienza un eficiente trabajo detectivesco para localizar a su hijo. El ex militar descubre el desinterés y apatía de las autoridades militares y civiles, e inicia investigaciones por su cuenta. Unos días después, la policía encuentra el cuerpo de un joven, que tras haber sido acuchillado, fue desmembrado y quemado. El cadáver es el hijo del ex militar.
Ahora el hombre está decidido a encontrar a los responsables del asesinato, y pese a oposición oficial, logra avances ayudado por una detective solidaria. Muchos elementos de suspenso van añadiéndose durante la investigación: el cadáver despedazado; el celular descompuesto del hijo, del que un técnico va rescatando lentamente fotos y grabaciones hechas en Iraq; la posible conexión con mexicanos vendedores de drogas; un paquete misterioso que envió el hijo a casa, aún estando en Iraq; los compañeros de batallón y sus declaraciones contradictoras; en fin, todos los elementos que dan para un entretenido episodio de CSI, pero con una carga pesadísima de angustia paterna.
En el papel de la esposa está Susan Sarandon, que pese a la brevedad de su papel, ayuda a ubicar el verdadero objetivo al que apunta Higgis: más profundo que el honor o deshonor militar, que la justificación de la guerra y la política, está el dolor primigenio de la madre y el padre que pierden un hijo más. Y no una, sino dos veces. Una, con la muerte del cuerpo. Pero la otra, anterior y más terrible, con la muerte del alma, cuando el hijo se convierte en un desconocido.
Higgis, como lo demostró con Crash (Alto Impacto), es un director al que eso de la sutileza no se le da, pero en el caso del Valle De Las Sombras, la obviedad se justifica por la situación urgente en que se encuentran miles de soldaditos gringos en Iraq, expuestos a la deshumanización y al odio por motivos cada vez más diluidos por el cinismo de la administración Bush. Y en cuanto al título y la controversial escena final de la cinta: ¿A quién ayudará Dios si Goliat cambia de bando? ¿Cómo avanzar por el valle de las sombras si Dios deja de guiarte y te devuelve con un puntapié en el trasero?
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