Wall-E… cas-i
Calificación: 3 estrellas y media de 5
Le había comentado anteriormente lo difícil que parecía que Wall-E igualara o superara a Ratatouille, siendo ésta la mejor, a mi parecer, de las tres o cuatro obras maestras que Pixar ha producido. Lamento haber tenido razón. La premisa de Wall-E, un planeta tierra contaminado y abandonado que sólo las cucarachas y los robots más obstinados pueden habitar, resulta casi demasiado oscura para que alguien, genios incluidos, logre encontrarle una arista esperanzadora o humorística que le permita llegar al final de la trama sacándole la vuelta al pesimismo inherente, sin caer en trampas o traicionar la historia.
Pero hablemos primero del robot: Wall-E es una creación bellísima, heredero directo del patetismo del E.T. de Spielberg. El solitario robot se enamora perdidamente de una autómata de última generación, empoderada por su evidente superioridad tecnológica. Eva, que así se llama esta primera mujer que Wall-E conoce, es un aparato minimalista y de apariencia más bien fría, pero que al igual que Wall-E, es inexplicablemente capaz de desarrollar emociones. Eva y Wall-E congenian y se pasan unos días románticos en el planeta abandonado, pero este impresionante escenario catastrófico en que inicia la cinta no es suficiente, por desgracia, para la ambiciosa trama que el director Andrew Stanton tiene planeada.
Este primer acto de la película, silente y prodigioso, que recuerda a cintas tan dispares como Náufrago, El Corcel Negro, Delicatessen, y Soy Leyenda, es abandonado en el segundo tercio, cuando Wall-E, loco de amor, abandona la tierra para perseguir a la robot que lo ha cautivado. Ambos enfilan a la inmensa estación espacial donde residen los últimos humanos. Y como Axioma (el nombre de la nave) advierte, es una verdad evidente que la cinta no podía seguir por el tétrico, pero hermoso camino que llevaba.
En el Axioma descubriremos en lo que se ha convertido la raza humana: seres enormes, infantiloides y perezosos, engendrados por tubos de probeta y cuadros de Botero. La humanidad es criada y manipulada por un enorme monopolio comercial, que de manera aséptica, la mantiene en un letargo consumista, evadiendo exitosamente su responsabilidad por la ruina del planeta tierra. Entramos entonces a un mundo detallado y fascinante por derecho propio, de aguda y divertida ironía, pero en el que la primera historia de Wall-E parece sobrar. Así, el tierno y romántico robot es metido a la fuerza en una sátira, para que sea un improbable catalizador de la salvación de la raza humana.
Por cierto, si tiene oportunidad, busque la cinta Idiocracy una farsa malévola y despiadada que no se estrenó comercialmente en México (y fue saboteada por su propia distribuidora en Estados Unidos) que se adelanta en muchos temas a Wall-E, con una visión más torcida, pero en el fondo similar. Porque la trama del Axioma deja sin resolver algunas dudas inquietantes: ¿Se salvaron sólo los gringos? ¿Sólo quienes podían pagar el crucero ofrecido por la misma empresa que destruyó al mundo? ¿Qué ocurrió con los animales? Seguro que las respuestas no son aptas para niños, pero me encantaría conocerlas. También estoy seguro de que hay genios en Pixar a los que les gustaría contar esas historias. A ellos, los invito a abandonar la comodidad del Axioma y volver a La Tierra. Es tiempo.
mrivera@solucionesenvideo.com
