REC LOGRA QUEDAR GRAB
¿A usted cómo le gustan sus zombis? ¿Lentos o rápidos? ¿Gringos o españoles? ¿Originales o clonados? En su infinito apetito por historias probadas, Hollywood reubica en California y recicla en tiempo récord (apenas a un año del estreno de Rec, la original) la multipremiada historia de horror grabada en Barcelona.
Los realizadores de Cuarentena, como seguramente se llamará el refrito, apenas se toman la molestia de hacer variaciones mínimas sobre el exitazo sorpresa español. Es decir, que harán modificaciones mínimas sobre una cinta que apenas hace variantes sobre el monótono, y paradójicamente inagotable tema de los zombis.
¿De dónde proviene nuestra fascinación por los zombis? Desde que George A. Romero levantara a los muertos, las cintas sobre resucitados violentos e irracionales siguen el mismo patrón: infección/experimento misterioso afecta a un individuo; los no infectados tratan de contenerlo y escapar, pero inevitablemente se van contagiando uno a uno y se ven imposibilitados de salir de una situación de encierro que les restringe en una casa, un edificio, o una ciudad entera. La única incógnita que resta es si su personaje favorito será quien logre sobrevivir.
REC no se aleja del modelo ni tantito. Así que habrá que buscar los motivos de su éxito y eficiencia en razones distintas a la originalidad.
En REC, una simpática reportera novata y su camarógrafo se pasarán la noche en un cuartel de bomberos para que el público de su anodino show conozca las vicisitudes nocturnas del oficio de tragafuegos. Una llamada de auxilio les lleva a un edifico de departamentos en el que los vecinos han escuchado gritos y golpes. Cuando los bomberos, acompañados de policías registran un departamento misterioso, habrán de encontrarse que la otrora apacible señora que lo habita se ha convertido en… ya usted lo sabe.
La vuelta de tuerca que nos da REC, es que la policía y el departamento de sanidad llegan en tumulto, no para ayudar, sino para sellar el edificio y dejar cautivos a los inquilinos; un microcosmos español en el que la desconfianza, el conservadurismo y la xenofobia serán motores del humor y el horror.
Como usted ya se lo habrá imaginado, la película entera es narrada desde la cámara del reportaje, que durante momentos se pone tan temblorosa, casi a niveles de terremoto o mal de Parkinson, que la más chafa estación de cable local habría despedido al camarógrafo sin dudarlo.
Este recurso nos recuerda inevitablemente a la Bruja de Blair o a Cloverfield, dos buenos ejemplos de que la táctica de la camarita de video, por primitiva que parezca, sigue ayudando a disminuir la incredulidad del espectador por la sensación de inmediatez que crea, con su aura de grabación casera.
De La Bruja de Blair, REC roba también la lección más importante: crear una imagen final verdaderamente horrorífica y memorable, que borre lagunas y torpezas pasadas.
Y en algo se vale REC del elemento que despiadadamente explotaron Los Otros, El Orfanato y una favorita, 28 Semanas Después (dirigida por Fresnadillo, otro español): el terror que sentimos los padres de que nuestros hijos resulten dañados, o peor, que el daño lo infrinjamos nosotros mismos. Porque a los zombis, como bien sabemos, de tan bien que los conocemos, eso de la paternidad, no se les da.
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