RUDO Y CRISIS
Calificación: 4 estrellas de 5
El título que da José Agustín a sus libros sobre la historia reciente de nuestro país, no podría se más acertado: Tragicomedia Mexicana. Si la comedia es, como la definía Woody Allen en Crímenes y Pecados, la tragedia después de un tiempo, la tragicomedia es un subgénero brutal que no espera a que haga efecto el bálsamo de los años. La tragicomedia es golpe y anestesia. Es la risa con los dientes manchados de sangre.
Admito que no esperaba mucho de Rudo y Cursi, debido principalmente a que no había investigado nada. Sabía ya que se trata de una obra del Carlos, el hermano de Alfonso Cuarón; que la producen los tres reyes magos y que la estelarizan las dos superestrellas masculinas del cine nacional; pero el tema futbolero y los cortos con los teléfonos celulares me daban la impresión de una mera fórmula de taquilla.
Y ahora, de veras deseo que les funcione la apuesta, porque la cinta tiene bien puestos aquellos de los que presume otro éxito comercial mexicano, insustancial y complaciente, que sin sustento se llamó Película de Huevos.
Rudo y Cursi es una tragicomedia que se toma su tiempo para revelarse como tal. Arranca con la historia de dos hermanos mensos pero talentosos (uno rudo y uno cursi, claro), que son descubiertos por un cazatalentos de futbol cuando su convertible se poncha en el miserable pueblo bananero en que viven. Al cazatalentos le interesan los dos, pero ofrece llevarse sólo a uno por lo pronto, azuzando así la constante rivalidad de los carnales.
Hago aquí una pausa para describirle la pobreza que retrata la película: es gozosa, porque la alternativa dolorosa correspondería a otra historia; es pegajosa, pero no imposible de abandonar, y la cinta nos muestra la tres únicas salidas reales: el fut, la tocada y el narco (lo del trabajo duro y echarle ganas se lo dejamos a los promos de Televisa); y por último, es maldiciente, porque el vocabulario es corto, y una maldición dice más que mil palabras elegantes cuyo uso nadie nos enseñará.
Quien se espante de las inacabables groserías de la cinta, hace evidente que no goza de la confianza de un círculo de conocidos suficientemente amplio y diverso. Y es la grosería la fuente más generosa de esta comedia. Se puede acusar a Rudo y Cursi de hacer uso excesivo, sí, pero no exento de ingenio y musicalidad.
Luego de la salida del pueblo vendrá la saga del éxito milagroso, y con él, las tentaciones nuevas y desconocidas, y la potenciación de los vicios ya existentes. Aunque se trata de una historia de futbolistas prodigiosos, apenas vemos escenas de jugadas.
Aventuro dos razones: primera, la excitación y el triunfalismo deportivo contradicen el verdadero espíritu de la cinta; y segunda: Luna y García Bernal son maletas para el fut.
Rudo y Cursi no es El Chanfle, es Campeón Sin Corona. Al final, luego de la corrupción y las malas decisiones, siempre queda el refugio de la familia, y el sustento de la economía criminal, la realmente eficiente. Junto a La Ley de Herodes, Y Tu Mamá También, Arráncame La Vida, esta comedia se integra decorosamente al collage cinematográfico que explica al país de hoy, ese mosaico que se llama Tragicomedia Mexicana.
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