La precandidata demócrata Hillary Clinton retó a su rival Barack Obama a enfrentarse con ella en un debate de 90 minutos, sin moderador. (Archivo)
Al verse en desventaja en número de delegados y en el voto popular, Clinton incrementa las presiones
sobre Obama.
La precandidata demócrata Hillary Clinton retó a su rival Barack Obama a enfrentarse con ella en un debate de 90 minutos, sin moderador, en la disputada contienda por la nominación presidencial del partido.
“Sólo nosotros dos, en un debate de 90 minutos, en el que haríamos y responderíamos a preguntas y fijaríamos las reglas que nos parecieran justas”, indicó Clinton en un acto de campaña celebrado en South Bend, Indiana.
Su campaña hizo la oferta formal en una carta enviada a la de Obama para debatir al estilo Lincoln-Douglas. Los asesores del senador por Illinois indicaron que estudiaban la propuesta.
El estilo más abierto de debate donde cada parte presenta sus argumentos toma su nombre de un afamado debate entre el republicano Abraham Lincoln y el demócrata Stephen Douglas durante la campaña al Senado en 1858 por el escaño de Illinois.
Al verse en desventaja en número de delegados y en el voto popular, Clinton ha incrementado las presiones sobre Obama para efectuar más debates en anticipo a las elecciones primarias que se celebrarán dentro de nueve días en Indiana y Carolina del Norte.
Clinton argumentó que Obama no quiere debatir porque se siente incómodo con los cuestionamientos que le hicieron los moderadores durante el debate del 16 de abril antes de las elecciones primarias en Pensilvania. Después de dichas preguntas, Obama se quejó que se enfocaron demasiado en asuntos políticos triviales y no en los temas sustanciales de la campaña.
Por otro lado, Obama dijo ayer que los votantes anhelan “honestidad y sinceridad”, en un esfuerzo por establecer una diferencia entre él y Clinton apenas nueve días antes de la próxima ronda de primarias. Apenas a 64 kilómetros de distancia, Clinton citó al popular senador de Indiana, Evan Bayh y también se concentró en temas económicos, diciendo que una recuperación industrial es posible con las políticas adecuadas.
“Podemos hacerlo de nuevo, pero necesitamos, como dijo el senador Bayh, un presidente que no solamente hable de ello, sino que se ponga a trabajar”, dijo Clinton, que busca convertirse en la primera mujer presidente en la historia de Estados Unidos.
Los dos candidatos demócratas estaban haciendo campaña en territorio tradicionalmente republicano en Indiana.
Favorece a demócratas panorama electoral
El camino electoral hacia la Casa Blanca favorece a los demócratas este año -ya sea Barack Obama o Hillary Rodham Clinton- y tiene al republicano John McCain a la defensa.
Una economía en crisis, la guerra en Irak y los deseos públicos de un cambio han creado un panorama de Colegios Electorales y un ambiente político llenos de oportunidades para los demócratas y un enorme reto para el candidato republicano.
Ambos partidos cuentan con la victoria en decenas de estados que tradicionalmente les han favorecido. La competencia por los 270 votos electorales necesarios para ganar la Presidencia va a decidirse básicamente en 14 estados. Todos, a excepción de uno, Virginia, fueron escenario de apretadas contiendas en 2004.
Ocho de esos estados fueron a parar con el presidente George W. Bush hace cuatro años, incluyendo los siempre importantes Ohio y Florida. Seis, incluyendo Pensilvania, votaron por el demócrata John Kerry. En esos estados, muchos más votos electorales – 97- están disponibles para los demócratas que los 69 para McCain. De los estados decididos por 2% o menos, el doble votó por los republicanos en 2004.
Ambos partidos dicen que sus candidatos pueden expandir la disputa al hacer más estados competitivos, pero las campañas muy probablemente sólo gastarán dinero y tiempo en esa dirección una vez que se sientan seguras acerca de los estados de más prioridad.
“Esta va a ser una campaña difícil. No tengo ninguna duda de que vamos a tener que trabajar duramente para ganar”, dice McCain, consciente de que la mayoría de los votantes considera que al país le va mal bajo un presidente republicano.
En contraste, los demócratas se muestran muy confiados de que las elecciones de 4 de noviembre les favorecerán, incluso cuando no han determinado su candidato.