María del Rosario Espinoza consiguió la presea de oro para México en tae kwon do y se ha convertido en apetitoso bocado para aquellos vivales que, sin mérito alguno y escatimando elogios y recursos, regatearon su apoyo y hoy desean colgarse de la medalla. Por ello, el día de hoy me permito rescatar un fragmento del artículo presentado en este mismo espacio el 31 de mayo del año pasado cuando María obtuvo el campeonato del mundo.
“Sin demeritar a los varones que consiguieron preseas en la justa mundialista de la especialidad, quiero referirme al caso de la sinaloense María del Rosario, quien es natural de un ejido llamado La Brecha, cerquita de mi querido Guasave, donde tantos buenos amigos tengo, tierra también del ‘Kori’ Leyson, hermano del alma y que tanto hizo por el deporte y la dignificación de su ciudad cuando ejerció las funciones de alcalde. Pues bueno, esta niña nació en ese pequeño rincón de la República Mexicana y a base de talento y esfuerzo fue diseñando lo que sería su vida futura teniendo como fundamento y elemento diferenciador la disciplina, esa que cada vez más trabajo cuesta encontrar entre los muchachos de su edad.
María del Rosario Espinoza ha sacrificado su niñez e incipiente juventud en aras de ver cristalizado el sueño de ser la mejor, y la presea dorada conseguida en China la acredita como una hermosa realidad en un país lleno de promesas rotas e incumplidas. Para ella no hubo jueguitos con muñecas, noches de discoteca o desveladas; hasta la fecha no hay pretexto para faltar a un entrenamiento, días de lluvia, permisos, depresiones o la lejanía del hogar, la nostalgia de padres y hermanos o cualquier otra circunstancia que doblaría hasta al más pintado le quedan chicas a esta mujer de hierro que además de los logros en materia deportiva ha puesto a La Brecha, Sinaloa, no sólo en el mapa de México sino en el mundo.
Rosario une su nombre al de otros especialistas en este arte que es el tae kwon do y que ganaron medallas en Copa del Mundo y Juegos Olímpicos como Edna Díaz, Óscar Mendiola, Iridia y Óscar Salazar y mi querido brother Víctor Estrada, lo que le ha valido a nuestro país ser considerado como cuna de excelentes combatientes.
Aquí es donde aparece el eterno tema de la continuidad en el trabajo y los apoyos que reciben estos jóvenes deportistas pues en México parece que sólo se puede concebir el éxito desde el plano individual, y el esquema financiero es, además de raquítico, un sistema que ofrece premios en vez de apoyos pues el atleta empieza a recibir dinero una vez que triunfa y a nadie parece importarle las penurias sufridas para obtener un galardón.
Por todo ello, mis respetos para María del Rosario y su familia, pues han hecho del sacrificio profesión para ayudarla a conseguir sus objetivos. Lejos quedan las grandes sumas de dinero que ganan los futbolistas muchas veces por deambular mediocremente en el terreno de juego, pero la satisfacción del triunfo, el ver ondear la bandera tricolor en el mástil más alto, escuchar las inmortales notas del Himno Nacional Mexicano y sentir en el pecho el áureo metal que la acredita simplemente como la mejor del mundo seguramente traerá aparejados algunos logros económicos.
Vaya un abrazo hasta Sinaloa, y parafraseando a Joan Manuel Serrat: “caminante no hay camino, se hace BRECHA al andar”.
