Seiscientos voluntarios formaron cubos multicolores con los que se creaban grandes imágenes y paisajes. (EFE)
Una ceremonia breve, de apenas 13 minutos, y con mucho ritmo interpretativo en el que se homenajeó al arte moderno y tuvieron cabida elementos tradicionales y del mundo del deporte, fue la apuesta del director artístico Martin Arnaud para inaugurar la Eurocopa, pocos minutos antes de que el balón empezara a rodar con motivo del encuentro entre Suiza y la República Checa.
En el estadio St. Jakobs Park, Arnaud, que ya dirigió la ceremonia inaugural del Mundial de 1998, decidió transmitir los valores universales del futbol (la pasión, el juego limpio, las acciones espectaculares o la victoria) por medio de los “Pixmen”, unos personajes que representan al arte de los píxels, la menor unidad homogénea de color que forma parte de una imagen digital.
Seiscientos voluntarios formaron cubos multicolores con los que se creaban grandes imágenes y paisajes. En total, 976 figurantes de 15 países tomaron parte en la representación.
Los elementos tradicionales aparecieron en la banda sonora, con los sonidos de los cuernos suizos y los tamborileros. También hubo una reminiscencia a la música clásica vienesa con la interpretación de valses. En la parada final aparecieron las banderas de los 16 países participantes e intervino Miss Suiza 2007, Amanda Amman, que tiene nacionalidad suiza, pero es de origen checo.
El punto y final fue un espectacular castillo de fuegos artificiales y el vuelo de millares de balones de futbol, poco antes de que el árbitro Roberto Rosetti diera el pitido inicial del encuentro.
El balón de la Eurocopa: temor de porteros y alegría de “artilleros”
Es una de las estrellas de la Eurocopa y tiene un lugar seguro en la final, pero ya cuenta con muchos enemigos declarados. Hablamos del balón de la Eurocopa, bautizado como “Europass”.
Imprevisible, rápido, resbaladizo y difícil de bloquear. Las quejas de los porteros crecen mientras que algunos jugadores de campo ya se frotan las manos ante las posibilidades goleadoras.
Jens Lehmann, portero de Alemania y ex arquero del Arsenal, abrió el fuego de las críticas el pasado miércoles. “Vamos a ver goles que con otros balones no habría. Como portero, se tendrá que ser muy valiente para tratar de bloquear el balón”, explicó el portero, recientemente fichado por el Stuttgart.
“Piensas que se va a quedar clavado, pero error, sigue volando. Por eso pienso que lo más seguro será despejar”, resumió el que es el segundo jugador más veterano de la Eurocopa.
El balón tiene los paneles sellados de forma térmica y una nueva textura pensada por sus creadores para transmitir mejor la fuerza del golpeo, dar mayor efecto, precisión y facilitar el control con cualquier situación meteorológica.
“Ningún portero puede estar contento al 100 por ciento con el balón”, precisó Andreas Kopke, entrenador de porteros de Alemania, que se proclamó campeón de la Eurocopa en 1996.
“El nuevo balón no es un amigo del portero”, lamentó también el guardameta austriaco Alexander Manninger. “Sobre todo con el suelo húmedo pueden pasar cosas divertidas”.
Petr Cech, el portero del Chelsea y de República Checa también lanzó sus dardos: “El balón es imprevisible. Vamos a ver más goles de 30 metros en este torneo. Nunca sabes qué va a hacer la pelota”, insistió el arquero.
El guardameta croata Stipe Pletikosa también ha coincidido en el análisis: “Si se remata a media distancia el balón hace extraños”.
Y el portero suplente de la “azzurra” Marco Amelia también se unió al coro de críticas: “Este balón es todavía peor que el del Mundial de Alemania 2006. Todos los que quieran ver muchos goles van a quedar contentos. El balón es difícil de cazar”.
Pero ante los lamentos de los porteros siempre hay algunos jugadores ofensivos que se alegran.
El volante alemán Torsten Frings, con buen tiro a media distancia, aseguró que el balón era “fantástico” y que jugadores de su estilo lo adoraban.
“Creo que vamos a ver muchos goles de larga distancia porque si golpeas bien el balón, despega”, afirmó.
El capitán de Austria, Andreas Ivanschitz, con un muy buen golpeo del cuero, también se mostró satisfecho con “Europass”.
“En el ataque nos vamos a beneficiar. Pero hay que decir que hemos hecho ya toda la preparación con este balón”, indicó.
El polaco Jan Polak, famoso por su potencia en el disparo, también se mostró contento, pero admitió que para los guardametas es un problema.
“Es bueno para los jugadores que prueban de lejos” -admitió-, para agregar que “el balón algunas veces cambia de dirección y el portero no sabe cómo reaccionar”.
Lo que queda claro en estas diferencias entre los jugadores de ataque y los porteros es que el gran beneficiado será el espectador, si finalmente se cumplen los augurios de que habrá más goles.
Para la final del día 29 en Viena, el balón será el “Europass gloria”, con un tono de color distinto al habitual durante el torneo.
La pelota la presentó Michel Platini, el presidente de la UEFA, el pasado abril en Viena. Se trata de un balón plateado con puntos negros con un nombre dedicado a “la gloria de los vencedores”.