No está de más buscar un espacio para atender a nuestras amistades, con una llamada teléfonica o un correo electrónico personal.
¿No ves a tus amigos tanto como quisieras y por ello se ha reducido tu círculo social? Es probable que antes salieran más a menudo y disfrutaran de su compañía, igual que durante los días de escuela, cuando es común hacer amistades.
Sin embargo, conforme pasa el tiempo, los amigos se van distanciando, al punto que después son tan lejanas que parecieran completamente desconocidas.
Las personas tienden a involucrarse tanto en el trabajo, y demás actividades cotidianas, que de pronto se olvidan de cultivar tanto sus relaciones familiares como a los compañeros.
Según resultados de una encuesta que dio a conocer hace unos días la Asociación Estadounidense de Sicología (American Psycological Association), la tercera parte de la población en Estados Unidos vive en un gran estado de estrés, mientras que la mitad (48%) piensa que las tensiones que sufre han aumentado en los últimos cinco años.
Eso indicó que el estrés afecta en gran medida a las personas, creando problemas de salud, relaciones deficientes y una mala productividad en el área laboral.
Aunque la amistad cambia según la etapa en que vivimos, ésta es muy necesaria entre los seres humanos por enriquecer nuestra vida dotándola de sentido, que se encuentra valorada por la mayoría como un tesoro con el que no se topa todos los días.
Una buena charla con ellos, nos ayuda a reducir las tensiones y el estrés del día a día, además de que nos mantiene en contacto con otras áreas de interés, lo cual brinda variedad a nuestra vida.
La amistad es un acto recíproco, que se va deteriorando si no se le presta atención
Según el escritor italiano Alberto Pincherle: “La amistad es más díficil y más rara que el amor. Por eso hay que salvarla como sea”.
La empatía, la confianza y la sinceridad, algunos de los componentes esenciales de una buena amistad, forma lazos indestructibles, pero es nuestro deber el conservarlos y fortalecerlos si es que no queremos perderlos, por eso no está de más buscar un espacio para atender a nuestras amistades.
¿Cómo? Una llamada teléfonica, un correo electrónico personal (no las cadenas o presentaciones colectivas que se suelen enviar) y, sobre todo, una cita al final del día para ponernos al corriente sobre nuestras vidas o simplemenre para charlar.
Para ello, no hay que olvidar que lo mejor que podemos aportar es un oído atento.