El sistema de competencia de Primera División A es considerado como desleal por algunos directivos, ya que los equipos con derecho a ascenso están en desventaja en relación a los clubes filiales en el tema del descenso. (Archivo)
El haber omitido el ascenso y el no-descenso para los equipos filiales de Primera División Nacional ha sido uno de los factores por los cuales asisten pocos aficionados a los partidos de Primera División A, además de ser este sistema una desleal competencia para los que tienen derecho a ascenso, así lo consideró Ramón Morató, presidente de Petroleros de Salamanca.
A partir del Torneo Clausura 2007 la Federación Mexicana de Futbol determinó que no hubiera ascenso ni descenso para los equipos filiales de los clubes del máximo circuito del futbol mexicano.
En la actualidad hay 24 equipos en Primera División A, de los cuales nada más diez tienen derecho a ascenso, y uno de ellos, Petroleros de Salamanca, no cuenta con plaza certificada para jugar en Primera División Nacional, por lo que en caso de ascender recibiría un premio de dos millones de dólares.
La certificación es un documento que emite la Dirección General Deportiva a favor de un club, en el cual se acredita que ha cumplido con los requisitos, tanto en los Reglamentos de Afiliación como en los cuadernos de cargo de la Primera División A.
Los equipos con derecho a ascenso son Dorados de Sinaloa, Cruz Azul Hidalgo, León, Gallos Blancos de Querétaro, Correcaminos UAT, Indios de Ciudad Juárez, Petroleros de Salamanca, Xoloitzcuintles de Tijuana, Lobos BUAP y Alacranes de Durango.
Se trata de una batalla de diez con derecho a ascenso contra 14 que prácticamente no tienen nada que ganar ni nada que perder, lo cual afecta en la competitividad de esta rama.
Los equipos filiales argumentan que participar en Primera División A es parte del proceso de formación de sus jugadores, y que el objetivo principal es proveer de futbolistas a sus planteles de Primera División Nacional.
Este sistema pone en riesgo la inversión que realizan los equipos con derecho a ascenso para contar con un plantel competitivo, cuya franquicia tiene un valor aproximado de millón y medio de dólares, pero en caso de descender se devalúa de manera considerable, ya que una franquicia de Segunda División cuesta alrededor de millón y medio de pesos.
El problema del descenso pone a temblar a los propietarios de los equipos con derecho al ascenso, pues prácticamente se juegan el descenso entre diez clubes.
Ramón Morató, presidente de Petroleros de Salamanca, en la visita de su equipo al Santos Laguna filial hace 15 días, se mostró sumamente preocupado por la desventaja en que compite su club, argumentando que no era lógico invertir para ascender y ser tan vulnerable en la tabla porcentual del descenso.
“Es una competencia desleal”, manifestó en un tono de molestia el propietario de la franquicia de Petroleros de Salamanca, quien agregó que enfrentarse a un equipo sin derecho a ascenso ni riesgo de descender no tiene mucho imán de taquilla.
Consideró que a nadie le interesa ver jugar a un equipo que no tiene nada que ganar ni nada que perder, lo cual se refleja en la entrada a los estadios de esta rama, pues el aficionado desea ver un espectáculo de primera calidad.
A nivel local, los juegos que sostiene el Santos Laguna de Primera División A son entre familia, pues asiste un contado número de aficionados.
La directiva programó la mayoría de los partidos del Torneo Clausura 2008, al término de los juegos estelares del Santos Laguna de Primera División Nacional, sin embargo, la gente abandona el Estadio Corona y el equipo filial celebra su encuentro ante una escasa asistencia. Otra causa es la falta de identidad del equipo filial de los Guerreros con la afición lagunera pues durante los tres torneos que ha militado en esta rama no ha logrado arraigarse entre el público de la Comarca por falta de entrega y amor a la camiseta.
La Federación Mexicana de Futbol debe buscar una solución a este problema, ya que la Primera División A no debe dejar de ser competitiva, sin que pierda el carácter formativo y deje ser un semillero de futbolistas para los planteles del máximo circuito.