El tapatío comenzará este domingo el camino rumbo a su cuarta Copa del Mundo, en la que –sentencia– no soltará el puesto en la alineación.
A recobrar México el sobrenombre de "Gigante" de la Concacaf.
Con una serie inédita ante Belice, inicia México hoy domingo aquí el camino hacia la Copa del Mundo Sudáfrica 2010, en la que deberá recuperar el renombre de “Gigante” de la Concacaf, bajo el mando del recién contratado técnico sueco Sven Goran Ericksson.
Por las diferencias técnicas de los jugadores de ambas representaciones, la infraestructura y la jerarquía de los tricolores, se ve una serie dispar, sin embargo el técnico interino Jesús Ramírez y los futbolistas más experimentados no quieren caer en exceso de confianza.
Por eso “Chucho” Ramírez y jugadores hablaron durante la semana de respeto hacia el conjunto beliceño, al que sólo quieren ganar por el marcador que sea, aunque los aficionados mexicanos sueñan con una goleada.
Y es que el estratega tricolor tiene bien estudiado al conjunto centroamericano, pues a través de videos le ha dado seguimiento hasta observar cómo ha logrado una metamorfosis con seis jugadores naturalizados que le han dado fuerza a su futbol, con base en velocidad, buen toque de balón y remates por alto.
“Lo importante es ganar; ahora, si ganamos y jugamos bien, qué bueno”, dijo el técnico Ramírez, quien tiene como meta ganar este partido y el del próximo sábado en el Estadio Universitario de Monterrey, para que México avance a la siguiente ronda.
Jesús Ramírez quiere aprovechar la oportunidad de su capacidad de estratega y demostrar que para el próximo ciclo mundialista ya estará listo para conducir en definitiva el futuro del Tricolor.
Aunque a su plantel le falta el delantero Nery Castillo, el mediocampista Pavel Pardo y el capitán Rafael Márquez, Ramírez ha formado un grupo con elementos de mucho carácter y experiencia internacional, como los defensas Ricardo Osorio y Aarón Galindo, que juegan en Alemania, y Carlos Salcido, en Holanda.
En el medio campo cuenta con el ex internacional Gerardo Torrado y Andrés Guardado, del Deportivo de La Coruña, y en el ataque con Carlos Vela, ex de Osasuna de Pamplona y con un lugar en el Arsenal inglés.
El inicio de esta eliminatoria representa la oportunidad de México por recobrar la supremacía ahora compartida con la selección de Estados Unidos, que ya lleva años sin perder en casa, tanto en partidos oficiales como amistosos.
Es más, el conjunto de las “barras y las estrellas” quedó por encima de México en la clasificación del hexagonal final de la Concacaf en la pasada eliminatoria y en la penúltima fue Costa Rica la primera en la tabla. La última vez que el Tricolor quedó líder fue en el camino rumbo a Francia 1998.
Con la finalidad de lograr un mejor desarrollo a nivel de selección, la Federación Mexicana de Futbol (FMF) contrató recientemente al sueco Sven Goran Ericksson para que, a partir de julio, empiece a trabajar y lograr superar la ronda de octavos de final en un mundial fuera de casa.
Ericksson, quien ya estuvo de observador en los encuentros ante Argentina, con triunfo de los “pamperos” por 4-1, y Perú, con victoria de los mexicanos de 4-0, va a estar otra vez en el duelo ante los beliceños para conocer más de los actuales seleccionados.
Oswaldo no soltará titularidad
Hace más de una década que la rutina solo sufre pequeñas modificaciones, pero Oswaldo Sánchez siempre encuentra la manera de ilusionarse, de no aburrirse.
Suplente en Francia 1998 y Corea-Japón 2002, además de titular en Alemania 2006, el tapatío comenzará este domingo el camino rumbo a su cuarta Copa del Mundo, en la que –sentencia– no soltará el puesto en la alineación.
“Ese es mi deseo y no voy a descansar hasta conseguirlo, ojalá que se pueda dar”, manifiesta. “Cuando uno juega en la Selección, siempre aspira a ser titular, por eso te esfuerzas en cada entrenamiento”.
Además, su posición le permite soñar con llegar a Sudáfrica 2010 en el nivel que lo ha convertido en dueño de la portería mexicana durante los más recientes cinco años.
Es cierto, Guillermo Ochoa y Jesús Corona prometen pelear hasta el final, pero Oswaldo sabe bien que lleva mano y jugar en la próxima Copa del Mundo solo depende de él.
“Tengo 34 años de edad y, gracias a Dios, he vivido cosas muy bonitas a lo largo de mi carrera, pero uno nunca se cansa y quiero otro Mundial”, sentencia. “Sé que en la Selección la lucha siempre es muy reñida, por eso es la Selección, pero estoy listo”.
Por eso, Oswaldo disfruta cada viaje, cada concentración, cada entrenamiento, cada que sale a la cancha con el suéter del Tricolor, ése que sueña portar en canchas africanas, tal como lo ha hecho en las americanas y europeas.