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Condicionan rescate automotriz

Para muchos analistas la causa del colapso en las tres grandes son los altos salarios y pensiones de sus trabajadores.

Para muchos analistas la causa del colapso en las tres grandes son los altos salarios y pensiones de sus trabajadores.

Agencias

Costará a estadounidenses un billón 500 mil dólares el rescate financiero.

El rescate de las firmas financieras de Wall Street ha costado más de un billón 500 mil dólares estadounidenses a cambio de pocos sacrificios en salarios, pero se exige algo muy diferente en el caso de la industria automovilística.

Los paquetes de préstamos o puentes financieros anunciados en Washington y Ottawa para salvar a los ‘tres grandes’ de Detroit -General Motors, Chrysler y Ford- están condicionados a una reestructuración y concesiones salariales y pensiones de los obreros.

Para muchos analistas la causa del colapso de los ‘tres grandes’ son los altos salarios, las pensiones de los trabajadores que se han ido acumulando en décadas y el costo del seguro médico de los trabajadores, en el caso estadounidense.

Los productores asiáticos -Toyota, Nissan, Honda y Hyundai-, pagan salarios más bajos, dan menos beneficios marginales y cobertura médica, y como son más recientes en el mercado estadounidense, cargan una lista menos larga de pensionados.

En definitiva, muchos consideran que la desastrosa situación de GM, Chrysler y Ford es la culpa de los trabajadores que a través de sus sindicatos han logrado salarios y beneficios marginales que elevan a unos 70 dólares el costo de cada hora de trabajo.

En junio de cada año la firma Oliver Wyman publica su Harbour Report, un respetado informe que analiza la productividad y los costos de producción de la industria automovilística estadounidense.

En 2003 el Harbour Report informaba que en Estados Unidos la firma Nissan obtenía una ganancia promedio de dos mil 690 dólares por vehículo producido, frente a 226 dólares para Chrysler, 701 dólares para GM y menos 114 dólares para Ford.

En ese año el resto de los fabricantes japoneses tenían ganancias por vehículo que superaban en más de dos veces a las de GM. La firma japonesa Mitsubishi, en 2003, ensamblaba un vehículo con un promedio de 21.22 horas de trabajo, frente a 24.4 para GM, 26.14 para Ford y 28.04 horas para Chrysler, pero Nissan sólo necesitaba 16.83 horas, Honda 22.27 y Toyota 21.83 horas.

Estas cifras y la pérdida de mercado de los ‘tres grandes’ desataron la carrera hacia el aumento de la productividad la baja de costos laborales, y el informe de Harbour Report de 2008 reporta progresos importantes en 2007.

La diferencia en cantidad de horas necesarias para producir un vehículo entre los fabricantes se redujo a 3.50 horas, o sea a unos 260 dólares por vehículo, frente a 10.51 horas en 2003, o sea 790 dólares por automóvil.

De los seis grandes fabricantes en América del Norte, Toyota y Chrysler estuvieron en cabeza de la lista con un promedio de 30.37 horas por vehículo.

Al mismo tiempo, según el informe fechado en junio pasado, los nuevos contratos del sindicato de Trabajadores Unidos del Automóvil (TUA) ‘reducirán aún más en los próximos tres años la brecha del costo total del trabajo’ entre los ‘tres grandes’ y sus competidores.

Pero a pesar de estos avances en productividad y en reducción de costos, en 2007 -según Harbour Report- Honda y Nissan reportaban una ganancia bruta de mil 641 dólares por vehículo, y Toyota de 922 dólares.

Y los ‘tres grandes’ siguieron reportando pérdidas: de 729 dólares por vehículo para GM, de 412 para Chrysler y de mil 467 para Ford. El estudio destaca que siguen pagando más por seguros médicos, pensiones e incentivos para ventas, y deben apoyar una mayor red de concesionarios respecto a su decreciente parte del mercado.

En Estados Unidos y Canadá los sindicatos hicieron en 2007 y 2008 grandes concesiones salariales, de despidos y retiros anticipados, y aceptaron que los nuevos contratados serían pagados a 14.20 dólares la hora, la mitad del salario base de los sindicalizados.

El Harbour Report afirma que en 2007 y por primera vez desde 1989, cuando publicó su primer informe, la industria automotriz norteamericana llegó a ser, en balance, una muy competitiva a nivel global, solo detrás de Japón pero delante del resto del mundo.

Pero ese progreso no se manifiesta en mejoras financieras ni en frenar o recuperar la continua pérdida de mercado.

En realidad, como destacan varios economistas locales, los problemas de los ‘tres grandes’ en Estados Unidos no tienen mucho que ver con los salarios y las pensiones, sino con una serie de malas decisiones: ¿qué vehículo fabricar? ¿Cómo compensar la ausencia de un sistema público de salud en Estados Unidos? Los ‘tres grandes’ se dedicaron a fabricar camionetas y vehículos devoradores de carburantes, y ese mercado se volatilizó con el aumento del precio de la gasolina, dejando más mercado para los fabricantes asiáticos y europeos.

El seguro médico que los ‘tres grandes’ deben pagar a sus trabajadores en Estados Unidos tiene un costo por vehículo de mil 500 dólares. En Canadá es muchísimo más bajo porque existe un sistema público de salud.

Otro factor destacado desde hace años es que los ‘tres grandes’ preferían perder en la fabricación de vehículos para ganar en la venta por financiamiento, en la venta de piezas, y en su enorme y costosa red de concesionarios.

La presión de Washington y Ottawa para que los sindicatos acepten más despidos, bajas de salarios y de beneficios, incluida la cobertura médica, no salvará a los ‘tres grandes’ y difícilmente será aceptable para los sindicatos.

Desde el 7 de noviembre la agencia de prensa Bloomberg pide, a través de la legislación que asegura el derecho a la información, que la Reserva Federal de Estados Unidos le dé detalles sobre ‘a quién está prestando y qué títulos está aceptando como colaterales’.

La respuesta de la Reserva Federal -el 8 de diciembre- fue que tiene la autoridad para negarse a dar información ‘sobre secretos comerciales e información comercial’.

Washington dio más de un billón y medio de dólares de los contribuyentes para rescatar a sectores financieros, sin dar a conocer los condicionamientos ni que aceptó como colateral.

El salvataje de la industria automotriz, que todos los analistas consideran debe ir acompañado de una reestructuración en forma de los ‘tres grandes’, es un tema para la entrante administración de Barack Obama.

Y todo indica que Obama probablemente adoptará una política diferente a la aplicada por la saliente administración de George W. Bush.

La reestructuración de los ‘tres grandes’ tendrá más que ver con productos más eficientes -para consumir menos carburante- y de mayor calidad que esas firmas deberán ofrecer a los consumidores.

Y la cuestión del costo de la cobertura médica será un asunto nacional porque no sólo afecta negativamente a la industria automovilística, sino al resto de las empresas en todos los sectores.

Sin contar que más de 45 millones de personas no tienen seguro ni cobertura médica, y que a esta masa se unirán los millones que serán despedidos por esta crisis.

Llega la ayuda a armadoras en EU

General Motors (GM) y Chrysler LLC recibieron este lunes parte de los 17 mil 400 millones de dólares (mdd) solicitados de forma urgente al gobierno de Estados Unidos, según información difundida por agencias de noticias. Sin embargo, ni General Motors (GM) ni Chrysler LLC confirmaron de forma oficial, al cierre de la edición, haber recibido estos fondos.

La vocería de GM en Detroit respondió este mismo lunes por la tarde que “todavía no tenían confirmada esa información”. En tanto, el área de comunicación de Chrysler LLC no respondió a las solicitudes de información.

Según información de Euronews, AFP y CNN, la oficina del Tesoro de Estados Unidos inyectó 4 mil mdd a las cuentas de ambos grupos automovilísticos. “El dinero ha salido del presupuesto federal aprobado para el Plan Paulson de salvamento económico y sólo es un anticipo. En enero, Chrysler debería recibir 5 mil 400 mdd más y GM otros 4 mil mdd”, precisó el cable de la agencia europea. El gobierno de Estados Unidos tiene hasta el 30 de enero de 2009 para depositar los recursos.

En los planes financieros, entregados por ambas compañías el 2 de diciembre, señalaron la urgencia de fondos para poder mantener la operación en el primer mes de 2009. GM dijo incluso que no disponía de efectivo suficiente para afrontar los pagos de facturas a sus proveedores a partir del 1 de enero.

El paquete de rescate, autorizado el pasado 19 de diciembre por Estados Unidos, dio a las automotrices un plazo de tres meses para detallar los planes de reestructuración.

En caso de no cumplir con esta condición, el 31 de marzo deben reembolsar el dinero.

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