Las cornadas
Estimados amigos, hago un paréntesis en mis comentarios sobre la Eurocopa después de un fin de semana en que los favoritos Holanda y Portugal cedieron ante el oficio de Alemania y el ímpetu de la joven selección rusa. Al momento de escribir esta columna aún no se desarrollaba el banquete dominical Italia contra España.
En esta ocasión les comentaré de las cornadas, un tema muy especial en el toreo, esto motivado por el gran matador de toros José Tomás. Hace buen tiempo que los titulares o espacios dedicados a la tauromaquia no ocupaban planas o tanto tiempo para las noticias del mundo taurino, y es que la hazaña del príncipe de Galapagar no es para menos, el valor espartano mostrado por el matador ha provocado polémica en un momento en que la fiesta parece escasa de figuras.
¿Qué busca José Tomás?, pareciera perseguir un destino que no me atrevo a nombrar, lo que es claro es que no busca notoriedad “amarillista”, ya que en su convalecencia se ha negado a dar notas a la prensa, y las visitas se han limitado exclusivamente a su apoderado y personas muy allegadas, se han escrito libros sobre su vida, y lejos de acudir a recibir las loas en la presentación de éstos, las rehúye. El matador parece ser un moderno quijote en un mundillo taurino en que se han diluido el romanticismo y las tradiciones.
Si hablamos de su estirpe taurina diremos que tiene “buen libro” y gran “cuerda” con una gran influencia mexicana en su carrera, en nuestro país desarrolló la primera parte de su carrera antes de un prematuro retiro en 2002 y a su regreso ha logrado imprimirle a su toreo un sentimiento que sublima y que lo hace parecer absorto en la lidia sin importarle nada que no sea su conexión con el toro.
En su carrera hay una gran secuela de cornadas, fracturas y traumatismos que lo han enviado al “hule”, pero nada detiene a este moderno espartano; un traumatismo craneoencefálico en los albores de su carrera lo manda al hospital en Madrid, y no es que sólo en las grandes plazas se prodigue, en Autlán de la Grana, Jalisco, una cornada en la ingle le desgarra la femoral; otra, en Zaragoza, España, le diseca el nervio ciático, ahí mismo había sufrido años antes una fractura en la mano derecha; otra de las más graves la recibe en el cuello y provoca contusión esofágica en la Plaza de Jerez de la Frontera. La triple cornada y “puntazos” recibidos el pasado domingo nos llevan a preguntarnos ¿de qué están hechos los toreros?, ya que apenas han recibido los primeros auxilios o procedimientos quirúrgicos y preguntan de inmediato ¿cuándo vuelvo a torear?
Los avances en la medicina han permitido salvar muchas vidas en el medio taurino, sin embargo, y a pesar de éstos, en plazas sin el equipo o personal adecuado han ocurrido tragedias como la del matador Francisco Rivera “Paquirri”, muerto en plenitud de su carrera, o también se han salvado vidas como la del recordado maestro Manolo Martínez, quien prácticamente se desangrara en la Plaza México y gracias a la atención inmediata sobrevivió a la cornada de “Borrachón”. El matador Antonio Lomelín en la misma plaza fue cornado por “Bermejo” de Xajay, la herida fue espeluznante y provocó que el torero se eventrara, e igualmente salvó la vida gracias a la intervención oportuna e inmediata en el quirófano de la México, estas imágenes recorrieron el mundo. En los mentideros taurinos se dice que el médico que más vidas ha salvado es el doctor Flemming, ya que con su descubrimiento de la penicilina hizo que cambiaran los tratamientos, evitando infecciones gravísimas que muchas de las veces acababan con la vida de los toreros más que los daños causados por la cornada misma.
Por otra parte, ánimo al novillero Aarón Hinojosa, sigue adelante preparándote para llegar a la cumbre. ¡Hasta la próxima!
